Los retratos que destilan amor incondicional de un padre a su hija con síndrome de Down, la ayuda que puede representar la fotografía para los enfermos de Alzheimer, la escena del hip-hop alemán vista desde dentro, un trabajo documental con imágenes de móviles capturadas en Internet y procedentes de países destrozados por las guerras, la explotación en el Reino Unido de los inmigrantes económicos y políticos eritreos, parodias jocosas de la extrema ridiculez de las imágenes publicitarias que venden belleza con la misma insolencia que la usada para anunciar friegasuelos...

Así de variado y carente de prejuicios es el temario de la exposición FreshFaced + WildEyed (Caras frescas + ojos salvajes), compuesta por las obras de los 25 jóvenes fotógrafos del Reino Unido a los que resulta necesario seguir de cerca dada la excelencia e interés de sus propuestas. Se trata del resultado de una convocatoria anual que, desde 2008, organiza la prestigiosa The Photographers Gallery de Londres.

La muestra, basada en la selección de los trabajos más innovadores técnica y formalmente, está abierta al público hasta el 5 de julio. Para quienes no puedan disfrutarla en directo, los organizadores han lanzado un atractivo y muy bien diseñado microsite donde pueden verse las obras de los 25 nuevos valores de la fotografía británica.

Tras un proceso de selección a partir de una convocatoria abierta, el jurado de expertos —entre ellos los fotógrafos y artistas Damien Poulain y AK Dolven y la directora de la galería, Brett Rodgers— ha elegido a los 25 ganadores. No hay premio en metálico, pero sí la participación en la exposición colectiva y el prestigio de ser señalado como uno de los artistas a tener en cuenta en el futuro cercano. La única condición es que los participantes en que cursen el último año de estudios de grado o licenciatura en artes visuales o fotografía en centros educativos del Reino Unido y se admiten tanto trabajos fotográficos puros como piezas audiovisuales.

Las fotos son de una variedad pasmosa y una brillantez que augura un desarrollo fructífero del arte fotográfico. La exposición, de entrada gratuita [horario y dirección], es, por calidad y cantidad, la mejor de las que están en cartel en el siempre rico panorama de la urbe londinense y una de las más atractivas que se pueden ver ahora en todo el continente europeo.

Además de los ya citados y enlazados al comienzo de esta reseña, el elenco de este año incluye reportajes de corte clásico, como los de James Bell, sobre la vida de los estafadores callejeros y vendedores en Barbados; Charan Singh, sobre los hombres gay en la India; Betty Laura Zapata, que muestra la decadencia del sistema de salud en Venezuela, y Jonathan Simpson, que se interna entre los emigrantes de Bangladés que malviven en Singapur.

Otras propuestas están en los márgenes del documentalismo. Signe Emma y Theodoulos Polyvious, que trabajan bajo el nombre artístico de blør reflexionan sobre la relación entre lo real y lo virtual a través de imágenes manipuladas digitalmente, terreno en el que también se mueven los proyectos de Alex Burgess y Mandukhai Kaylin, mientras que Marcus Boyle se centra en las relaciones entre los artistas y su modelo, el consentimiento y la manipulación.

La autorepresentación y la sexualidad en la era digital interesan a William Ashton y Emma Gruner, mientras que Francesca Jane Allen se implica personalmente en mostrar su transición de la adolescencia a la edad adulta y Tanya Zommer, que también usa la mirada en primera persona, documenta la espera del nacimiento de su primer hijo.

Otros fotógrafos presentes son Craig Gibson, con una serie sobre el bautismo de adultos; Dominic Hawgood se introduce en los ritos evangélicos de las comunidades africanas establecidas en Londres, y Coco Capitán retrata la relación entre los chinos residentes desde hace tiempo en el Reino Unido y los recién llegados.

Alexandra Lethbridge narra sus aventuras como "cazadora de meteoritos"; Liz Orton construye una poética del "bosque contemporáneo", y Jill Quigley muestra sus propias coloridas intervenciones artísticas en casas abandonadas irlandeses.