La faceta más inédita y política de Lorca a través de sus manifiestos

  • Rafael Inglada, investigador malagueño, recopila en un libro los manifiestos firmados por el poeta.
  • Este académico le define como un hombre coherente y comprometido.
  • Lorca firmó desde una carta a Primo de Rivera en favor del catalán a un documento de adhesión a la Asociación de Amigos de la URSS.
El poeta granadino Federico García Lorca.
El poeta granadino Federico García Lorca.
EFE
El poeta granadino Federico García Lorca.

La faceta más inédita y desconocida de Federico García Lorca se revela a través de los numerosos manifiestos y adhesiones a los que se sumó en sus últimos veinte años de vida, que muestran a un hombre comprometido con políticos e intelectuales y que ahora han sido recopilados en un libro.

"Hay una gran coherencia de un hombre de izquierdas, con un compromiso hasta su asesinato, y que vivió muy intensamente sus 38 años de vida", ha afirmado en una entrevista el investigador malagueño Rafael Inglada, autor de este libro editado por el Patronato Cultural Federico García Lorca de la Diputación de Granada y prologado por el hispanista Ian Gibson.

Cuando trabajaba en otro libro sobre el poeta granadino que publicará próximamente, dedicado a los años republicanos, Inglada se topó con algunos de estos manifiestos y, al comprobar que aún no habían sido reunidos en un volumen, emprendió esta tarea.

"Está dirigido no sólo al gran público, sino también a los especialistas en Lorca, y busca dar a conocer su lado más humano y privado, con su compromiso con políticos y compañeros de su generación", ha explicado el autor.

Los fuentes de las que se ha nutrido han sido bibliotecas digitales y archivos de instituciones como la Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañón o la Residencia de Estudiantes.

"Los manifiestos que Lorca había ido firmando conjuntamente eran la base que me interesaba, y después surgió en las investigaciones la segunda parte del libro, con los apoyos que él había prestado con su asistencia a diversos actos, como presentaciones de libros u homenajes a políticos, artistas o amigos poetas".

En marzo de 1924, García Lorca formó parte de un nutrido grupo de firmantes de una carta a Miguel Primo de Rivera a favor de la lengua catalana tras las medidas sobre su uso adoptadas por el Gobierno.

"Es el idioma la expresión más íntima y característica de la espiritualidad de un pueblo, y nosotros ante el temor de que esas disposiciones puedan haber herido la sensibilidad del pueblo catalán, siendo en el futuro un motivo de rencores imposible de salvar, queremos con un gesto afirmar a los escritores de Cataluña la seguridad de nuestra admiración y respeto por el idioma hermano", decía.

Tampoco fue ajeno el poeta granadino a la escena internacional, y en mayo de 1933, mucho antes de que se conocieran los horrores del nazismo, protestó en un manifiesto por el encarcelamiento de escritores alemanes.

"Hitler ha caído rápidamente sobre ellos con una saña y una precipitación sospechosa. Perseguidos, detenidos arbitrariamente, acusados de falsos delitos, allí están en cárceles y calabozos inmundos nuestros camaradas escritores Renn, Kisch, Lehmann, Ossietky, Gerlach, etcétera, sin haber cometido más delito que defender al proletariado y unirse a él", señalaba el escrito.

Lejos de ocultar su compromiso, en ese mismo año 1933 se adhirió al manifiesto para crear una Asociación de Amigos de la Unión Soviética, que no tendría "más programa ni más bandera que decir la verdad sobre la URSS, combatiendo con las armas de la verdad la mentira, la calumnia y la deformación".

También en clave internacional, el 4 de julio de 1936 un manifiesto contra la dictadura en Portugal de Oliveira Salazar advertía a éste de que "defenderse por medio del terror es hundirse cada vez más en la dificultad, en la imposibilidad" y de que "llenando de trabajadores y de hombres de izquierda las cárceles no consigue destruir los motivos de la protesta popular".

Una voz brutalmente apagada

Como colofón del libro, una adenda reúne algunas de las reacciones que se produjeron en 1936 al asesinato de García Lorca, que fue correspondido así por su apoyo a múltiples causas.

Entre ellas destaca la que el 31 de octubre, todavía reciente la muerte del poeta, un grupo de intelectuales argentinos, entre los que se encontraba Jorge Luis Borges, dirigió al general Miguel Cabanellas, uno de los cabecillas del alzamiento del 18 de julio.

"No sabemos si los autores de su muerte son los soldados marroquíes o los mercenarios internacionales que constituyen el grueso de sus tropas. Sólo sabemos que a la sombra de la bandera que pretende reivindicar el esplendor de las antiguas glorias españolas, ha sido brutalmente apagada una de las voces más puras y nobles de la nueva España", se lamentaban los intelectuales argentinos.

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