Eloy Morales (Madrid, 1973) acude a una cita atribuida a Freud para explicar lo que piensa sobre los autorretratos, que ahora, al parecer, debemos llamar selfies por imposición de las reglas pseudoculturales del silicio. "Todas las obras son autorretratos aunque pintes una silla", ha declarado este pintor al que gusta llamarse realista, aunque tampoco chocaría añadir el sufijo híper para hablar de sus cuadros de una nitidez casi fotográfica.

La opinión de Morales sobre los selfies es pertinente en este momento. En unos días, el 16 de mayo, el artista inaugura su primera exposición en solitario en los EE UU. Será en la prestigiosa Jonathan Levine Gallery de Nueva York, estará en cartel hasta el 13 de junio, y el título tiene que ver con el tema casi único de la paleta de Morales: About Head (Acerca de la cabeza).

Desde hace varios años, obsesionado con mostrar la parte más emocional del cuerpo, pinta autorretratos-cabeza, óleos de gran tamaño y en primerísimo primer plano en los que se enfrenta al lienzo con decisión, paciencia y cierta actitud de orgullo inmutable. No sólo hace selfies —también pinta retratos de otras personas—, pero la exposición de sí mismo aparece en la batalla temática porque desde niño, precisa, siempre le interesó la imagen respresentada de sí mismo.

Morales, a quien la galería neoyorquina presenta como "maestro de la pintura hiperrealista", lleva a la exposición 14 retratos a gran escala con figuras muy recortadas de cabezas humanas. Al concentrarse en la cara, añaden, el artista "se concede la oportunidad de relacionarse con los aspectos psicológicos de sus espectadores a través del poder comunicativo y asombroso de la mirada".

A menudo incluye en los retratos elementos externos que añaden color y textura, los rostros aparecen embadurnados de pintura o arcilla. El estilo hiperrealista procede a veces del uso en el proceso previo de fotografías, pero la intención del artista "nunca es duplicar una imagen", sino "utilizarla como soporte" para explorar sus límites y "trascender la realidad".

"Trato adherirme a la línea donde la realidad coexiste en forma natural con mi mundo interior. Creo que en el inmenso poder de las imágenes y sus infinitas posibilidades", dice Morales, cuyas obras no solamente representan minuciosamente la forma humana, dado que pretenden "ampliar la conciencia y la concepción de la realidad" de los espectadores.