Nueva objetividad, el arte sobre la soledad del siglo XX surgido en la primera democracia alemana

  • Una exposición en Venecia recupera el enigmático arte del movimiento tras la I Guerra Mundial, en los años convulsos de la República de Weimar.
  • La hiperinflacción, las tentativas revolucionarias y el clima de incertidumbre social inspiraron el escepticismo y el realismo mágico antes de la llegada del nazismo.
  • La muestra contiene obras de los muy conocidos Dix, Grosz y Beckmann y de grandes olvidados como Finsler, Schrimpf, Grossberg, Biermann...
Otto Dix pintó a sus padres en 1921
Otto Dix pintó a sus padres en 1921
Basel, Kunstmuseum
Otto Dix pintó a sus padres en 1921

Alemania no gozó de un régimen político democrático, parlamentario y republicano hasta el final de la I Guerra Mundial (1914-1918). El país había sido hasta entonces un imperio, la forma de estado que perduraba desde la unificación, en 1871, de 39 pequeños reinos en uno solo, que se había convertido en una de las grandes potencias mundiales. El sueño imperial acabó tras la derrota bélica, que dejó a los alemanes arruinados y al borde del colapso económico y social.

El breve periodo histórico alemán de la República de Weimar (1919-1933) fue convulso, salpicado por intentonas revolucionarias socializantes inspiradas en los bolcheviques soviéticos y marcado por el desempleo, el hambre y una hiperinflacción de magnitud intolerable que fortaleció a los grandes trusts económicos —era posible comprar industrias a precio de limosna y devolver los préstamos para ponerlas de nuevo en marcha con marcos sin valor alguno—. Limitada en la línea de tiempo por dos traumas —la derrota por capitulación en la guerra, que los orgullosos alemanes sintieron como un insulto, y el nacimiento y victoria final del nazismo—, la república era un terreno bien abonado para cuestionar valores.

La mejor y más completa exposición

El más importante movimiento artístico de estos años fue la Neue Sachlichkeit (expresión alemana para Nueva Objetividad), una respuesta de varios círculos creativos, sobre todo de pintores, aunque también participaron algunos fotógrafos, a la patente soledad del ser humano en el siglo XX de la despersonalización, las matanzas, el cinismo y la miseria. La mejor y más completa exposición desde hace décadas del movimiento se celebra en Venecia: Nuova Oggettività. Arte in Germania al tempo della Repubblica di Weimar, 1919-1933 (Nueva Objetividad. Arte en Alemania durante la República de Weimar, 1919-1933).

Instalada en el Museo Correr, uno de los gestionados por la fundación de pinacotecas públicasde la ciudad, la muestra presenta 140 obras difíciles de ser reunidas de nuevo y se estrena en la ciudad de los canales, donde estará en cartel hasta el 30 de agosto. Luego cruzará el Atlántico y los EE UU para instalarse, en una versión ampliada, en el segundo centro de arte implicado en la coorganización, el Los Angeles County Museum of Art (LACMA), donde se exhibirá del 4 de octubre al 17 de enero de 2016.

Grandes figuras de obras heterogéneas fundamentales para entender el arte moderno —Otto Dix, George Grosz, Christian Schad, el fotógrafo August Sander y Max Beckmann— se contraponen con creadores menos conocidos, entre ellos, Hans Finsler, Georg Schrimpf, Heinrich Maria Davringhausen, Carl Grossberg y Aenne Biermann.

Realismo amargado y perturbador

El medio centenar de artistas presentes en la muestra respondieron a la crisis metafísica del momento rompiendo con las reglas del expresionismo que había marcado el curso del arte alemán antes de la guerra. Lo hicieron regresando a un realismo amargado y perturbador, una visión implacable y sin concesiones, cercana a veces a la caricatura, sobre la moral decadente, la corrupción de la vida pública y los enigmas que deparaba la incertidumbre del futuro.

Los artistas de la Nueva Objetividad —que nunca existió como movimiento estructurado y fue llamado por algunos críticos como postexpresionismo—, tenían un anhelo común: "desenmascarar al mundo que les rodeaba", dice la coordinadora de la exposición, Stephanie Barron. "Crearon un retrato colectivo de una sociedad en transición e incómoda con imágenes que son tan sorprendentes hoy como lo fueron en su tiempo", añade la responsable de la selección de obras, que pretende con la muestra "cerrar los exámenes" sobre este "capítulo complicado" del arte moderno y dar a conocer a una serie de creadores muy poco conocidos fuera de Alemania.

'Convincentes en su anhelo por la verdad'

Frios e imperturbables en ocasiones —los retratos estáticos y silenciosos de Grosz (Retrato del doctor Felix J. Weil, 1926) o Dix (Retrato del abogado Hugo Simons, 1925)—, satíricos —la fría simpleza de Jeanne Mammen (Notario, 1929-1930), la distorsión enigmática de Beckmann (Retrato de un turco, 1926— e interesados, al contrario que los expresionistas, en explicar y no solamente sugerir, fueron "artistas libres que creaban representaciones convincentes en su anhelo por la verdad" y hacían frente "a los desafíos de una época tumultuosa", añade Gabriella Belli, directora de la Fundación Museos Cívicos de Venecia.

Agrupados a partir de la exposición de 1925 en Mannheim Neue Sachlichkeit, el nexo de unión del grupo fue geográfico y de sensibilidad crítica hacia el rumbo social y político hacia el que giraba Alemania. Tanto como las mellas creadas en la nación por la derrota en la guerra, les preocupaban la deshumanización urbana y el aislamiento de los seres humanos. Su mirada era la de una creciente desilusión y no resultaba fácil de admitir. Casi todos los integrantes de la Nueva Objetividad fueron condenados al ostracismo o perseguidos por los nazis.

Mutilados, prostitución, violencia

La muestra tiene cinco áreas temáticas: Vida en democracia y las secuelas de la Guerra, con referencias a los mutilados, la prostitución y la violencia tras el conflicto; La ciudad y la naturaleza del paisaje aborda la disparidad entre la industrialización y el anhelo nostálgico por una vida más simple;  Naturaleza muerta y productos básicos se detiene en el interés por mostrar los objetos cotidianos de las condiciones de una vida empobrecida; Hombre y máquina gira en torno a los efectos deshumanizadores del cambio de modelo económico del país, y Tipo y retrato explora el nuevo interés por el tipismo personal, que había sido olvidado por los expresionistas.

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