Con el calor, las denuncias por ruido llegan a la calle

En mayo fueron cinco, las primeras del año. Además, la Policía atendió 46 llamadas por exceso de decibelios, mientras que hasta abril sólo hubo 90.
Aún no hace tiempo para dormir con las ventanas abiertas, pero las reuniones nocturnas en la calle, con unas copas de por medio, y timbales y guitarras si hace falta, se alargan. Y los vecinos, que no pueden dormir, han tomado una decisión clara: denunciar para descansar.Así, entre finales de abril y primeros de mayo, hubo cinco avisos por el ruido del botellón: los primeros del año. Aunque en este caso, identificar a los que arman el alboroto no es cosa fácil para los agentes, ya que las denuncias tienen que ser contra personas concretas y cuando la gente ve el coche patrulla, coge sus cosas y desaparece.

Pero no sólo del botellón se queja el hombre. Las obras en la calle, de mañana, se han llevado lo suyo el mes pasado, algo inusual hasta ahora: cuatro mediciones se hicieron y las cuatro positivas.

En realidad, mayo fue el mes más conflictivo desde que empezó el año en cuanto a ruido se refiere. En total hubo 46 avisos a la Policía –desde enero sólo 90–. La mayoría de ellas (27), como de costumbre, fueron contra locales que se pasan con la música.

Además, desde que se aprobó la modificación de la ordenanza del ruido, los agentes han incrementado las revisiones de los locales: en mayo, cinco fueron denunciados por no tener los papeles en regla y otros cuatro por incumplir el horario de cierre.

Sólo nueve mediciones

Una de las reivindicaciones de los afectados por el ruido siempre ha sido que, cuando solicitaban una medición sonométrica, desde la Policía Local siempre se les decía que no había efectivos para realizarlas. Este mes sólo ocurrió en cinco ocasiones, según los propios datos policiales. Sin embargo, siguen sin llegar a tiempo con el sonómetro cuando se les llama, ya que de las 46 salidas que hicieron el mes pasado con problemas por ruidos, sólo hicieron nueve mediciones, todas ellas positivas. En el resto de ocasiones, cuando llegaron los agentes, ya había cesado el ruido o el vecino denunciante prefirió que no se hiciera la medición correspondiente.

Lo que dicen los locales y lo que dicen los vecinos

Manuel. Dueño del ‘pub’ vagalume

«Siempre respetamos las normas de convivencia»

Desde uno de los locales más antiguos de Vigo, en Joaquín Loriga, creen que no se puede generalizar. «Hemos respetado siempre las normas de convivencia del vecindario, con la licencia en orden y el local insonorizado. Respetamos lo que hacen otros bares de la zona, pero nuestra forma de trabajo es distinta».

Toñi. Funcionaria

«Se quejan del ‘botellón’ porque venden menos»

Sus padres viven en un primero en la zona de Churruca. Denuncia que «la gente se ha ido del barrio a medida que llegaban los bares. Ellos se quejan del botellón porque venden menos copas, pero aquí no había botellón hasta que no abrieron. La Policía nunca hace nada. La música de los bares molesta mucho».

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