Dos días después del hundimiento del Oleg —el pesquero ruso hundido en la noche del día 14 cerca de Las Palmas de Gran Canaria tras arder en el mar durante días— ha puesto en jaque a la comunidad canaria.

Desde tierra, los pescadores se encuentran "ascuas" y piden información a las autoridades, como ha asegurado el patrón mayor de la Cofradía de Arguineguín, Ricardo Ortega, en Gran Canaria. "Estamos muy preocupados", ha dicho Ortega, quien ha argumentado que, al haberse hundido el buque a 15 millas (24 kilómetros) de Maspalomas, zona turística del sur de Gran Canaria en cuyas cercanías está Arguineguín, entiende que las autoridades deberían enviar un mensaje de tranquilidad a pescadores y hoteleros, que han recibido, "hasta ahora, información cero" sobre lo ocurrido.

Los efectos del hundimiento ya se aprecian en la fauna de la zona. Una patrullera de la Guardia Civil del Mar rescató en la noche del miércoles una tortuga boba impregnada de hidrocarburos en la zona afectada por la mancha de combustible. Tras el regreso de la patrullera a puerto sobre, sobre las 23.00 horas, el animal fue trasladado al Centro de Recuperación de Fauna Salvaje del Cabildo de Gran Canaria en Tafira.

"Ya está limpia, esta mañana le hemos saneado el esófago, la nariz, la boca... y el lunes la volveremos a soltar en la playa de las Canteras", asegura a 20minutos el veterinario y biólogo Pascual Calabuig, miembro del centro de Recuperación de Tafira

Las corrientes marinas dibujan este jueves el mejor de los escenarios posibles para que un vertido hipotético del barco ruso no toque las costas canarias, pero la situación puede variar, ha indicado Eugenio Fraile, asesor del Consejo Nacional de Seguridad Marítima y científico del IEO.

El pesquero hundido a 15 millas al sur de Maspalomas (Gran Canaria) guarda en su interior 1.409 toneladas de fuel, o lo que quede de ellas tras haber sufrido un incendio durante cuatro días.

La dinámica marina del archipiélago canario, una de las "más ricas" del mundo —solo comparable a la de Hawai—, fluye hacia el suroeste, lo que significa que en el hipotético caso de un gran derrame, el fuel iría hacia mar abierto, ha añadido Fraile, del centro del Instituto Español de Oceanografía en las Canarias. "Es lo mejor que nos está pasando. Si el derrame sigue desplazándose hacia el sur y hacia mar adentro no va a tocar ninguna isla canaria".

Las manchas de fuel que han aflorado en la zona del hundimiento, que se desconoce si proceden de la carga de fuel o bien de las sala de máquinas o del propio combustible del buque, ya están siendo transportadas hacia el sur y hacia el centro del Atlántico.

La última observación realizada por Salvamento Marítimo, en la tarde del miércoles, indica que en la zona del hundimiento hay un reguero de manchas de combustible, en forma de irisaciones fragmentadas, que se extiende por unos doce kilómetros cuadrados (en una franja de seis kilómetros de longitud y dos de anchura).

Sobre esta mancha, el profesor de Contaminación Marina de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Jesús Cisneros considera que la mancha es demasiado grande para ser solo suciedad del barco y podría indicar que "se ha roto un tanque".

Cisneros ha indicado que, aunque todavía se tienen que hacer análisis, las imágenes aéreas del reguero, que se extiende por doce kilómetros cuadrados, sugieren un derrame de algún hidrocarburo, aunque no del fuel pesado (el combustible del barco).

"Si es gasóleo, no dará demasiados problemas. Ya se están tomando muestras, porque a simple vista no se puede determinar, pero es un hidrocarburo, obviamente. Es bastante grande para que solo sea suciedad del barco, parece que ahí se ha roto un tanque. Pero también parece que no es fuel pesado", ha explicado.