Un notable alto para el Primavera Sound

  • 60.000 asistentes consolidan al festival como un referente de los festivales europeos.
  • The Fall, Slint y Modest Mouse, lo mejor de los tres días.
  • Masiva presencia de público extranjero en el recinto del Fórum.
Wilco cerraron el escenario principal del Primavera Sound.
Wilco cerraron el escenario principal del Primavera Sound.
JESÚS MIGUEL MARCOS
Wilco cerraron el escenario principal del Primavera Sound.

El Primavera Sound consolidó su arriesgada apuesta musical este fin de semana en Barcelona. El gran nivel artístico de las bandas participantes se vio recompensado con éxito de público.

El festival reunió a 60.000 personas en el Parc del Fórum, con gran presencia de público extranjero. Una vez más, el Primavera Sound consiguió la cuadratura del círculo: música de calidad para mucho público en un recinto confortable. A continuación, los mejores y peores momentos del Primavera Sound 2007:

Lo mejor:

- All Tomorrow's Parties: El festival británico se encargó de la programación de uno de los escenarios. En él se vivieron algunos de los conciertos más brillantes de esta edición. El tridente formado por Band of Horses, Modest Mouse y Low la noche del viernes fue memorable.

- Slint: el Primavera Sound gusta de rendir homenaje a esos músicos aventureros que con su trabajo han abierto nuevos caminos a la música popular. Es el caso de Slint, que interpretaron al completo un clásico de culto, el seminal Spiderland. Sin este disco, los miembros de Mogwai serían cinco fontaneros de Glasgow. Slint ofrecieron 60 minutos de trance hipnótico, descargas brutales y tensión electrizante.

- Los hermanos White, pero sobre todo Jack: The White Stripes se comieron al público del escenario Rockdelux con un Jack White enorme, un elemento de temperamento incendiario que integra en un mismo ser la técnica de Hendrix, la fuerza de Iggy Pop y la modernidad cool de Alex Kapranos. No inventan nada, pero han nacido para hacer lo que hacen. No es poco.

- The Fall: ninguno de los grandes nombres del festival (The Smashing Pumpkins, Wilco, Patti Smith, Los Planetas...) lograron triunfar en el escenario principal como lo hizo el siniestro Mark E. Smith y compañía. Vestido de negro, con actitud chulesca y un mapa de arrugas en el rostro, este Frank Sinatra del punk encendió la máquina de su grupo y montó en ella a todos los asistentes. Brutal.

- Billy Bragg: el escenario del Auditori es uno de los más reconfortantes del festival. Desde sus cómodas butacas se suele disfrutar de exquisitos conciertos. Y si no, siempre ofrecen la posibilidad de echar una siestecita. El cantautor británico Billy Bragg, en solitario y empuñando una guitarra eléctrica, ofreció un entretenido show con tanto humor como música. Enganchó.

- Sonic Youth performing Daydream Nation: la idea de contratar grupos para que interpreten un disco histórico funciona a las mil maravillas. En su recreación de este clásico de 1988, unos envalentonados Sonic Youth brindaron con su público por el ruido y la velocidad al servicio de la música.

- Agua fresca: la idea de un conocido fabricante de agua mineral de ofrecer gratis sus nuevas botellas con sabor a mandarina, melocotón y limón fue una idea inmejorable. Teniendo en cuenta que en otros festivales hay una fuente por cada 30.000 asistentes, lo del Primavera fue como un oasis continuo.

Colas para el concierto de Jonathan Richman.

Lo peor:

- Patti Smith: aburrió con un concierto denso y pesado. Ni invocando a Hendrix, The Doors o los Stones logró levantar un concierto de lo más mustio. Su recreación del "Smells Like Teen Spirit" de Nirvana sonó hueca. Sólo en el final con "Gloria" y "Rock and roll nigger" se vio a una Patti Smith con más punch.

- Wilco: les faltó volumen y un horario más adecuado. Su repertorio fue brillante, pero demasiado preciosista y exigente para las 3.00 de la noche. En el FIB Heineken, otra oportunidad.

- Jonathan Richman, le dieron poca cancha: el dulce y entrañable trovador siempre se hace querer, pero los escasos 45 minutos que le dejaron supieron a poco. El público que llenó el Auditori pedía más y más, levantado en una poderosa ovación, mientras Richman salía por un lateral del escenario encogido de hombros.

- Buzzcocks: O cómo destrozar un repertorio a base de decibelios. Sonaron tan altos, pero sobre todo tan mal, que pasar por delante de su escenario era un suplicio. Taparse los oídos no bastaba. Hasta para ser punk hay que tener ciertos límites.

- Los españoles: Salvo la aclamada actuación de Los Planetas -que siguieron sonando a lata, pero entusiasmando a sus seguidores-, la representación nacional quedó arrinconada a escenarios menores. ¿Por qué priorizar a los desconocidos Beirut sobre Sr. Chinarro?

- Conciertos en stereo: el cambio de ubicación de uno de los escenarios provocó que el sonido se solapara entre conciertos. Según cuentan, el cantante de Parenthetical Girls paró su concierto porque oyó que Slint estaban tocando uno de sus temas favoritos en otro escenario.

- El transporte: el jueves por la noche se saturó el servicio de transporte de vuelta a casa. Los autobuses especiales no fueron suficientes y las colas desesperaron al público, sobre todo a los que trabajaban al día siguiente.

Un momento de relax para recuperar fuerzas en el mercadillo.

Un momento para recuperar fuerzas en el mercadillo.

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