El objetivo del último estudio del Centro Reina Sofía era analizar cómo perciben los jóvenes la sociedad y el sistema político, cuáles son sus canales de participación ciudadana y qué papel juega Internet. A través de una encuesta online a 808 chicos y chicas entre los 18 y los 25 años, usuarios habituales de las redes sociales, han detectado un incremento del interés de los jóvenes por la política. Si en 2008 un 27% de los jóvenes admitían que les interesaba mucho o bastante la política, ahora ese porcentaje ha escalado al 41%.

El estudio confirma a su vez la existencia de una desconfianza generalizada hacia la "política convencional y los partidos" (46,1%). Ocho de cada diez encuestados consideran que los políticos solo están interesados en su voto y no en su opinión.

El Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud ha descubierto y descrito los tres perfiles predominantes en la juventud según su interés sobre lo político. Lo ha hecho valorando el modelo social que defienden, el modelo político con el que se identifican y la acción que consideran más útil. Así, el perfil mayoritario que ha encontrado es el de los "activistas politizados" (46,1%), seguidos de los "conservadores institucionalistas" (36,7%) y de los "individualistas pasivos" (17,2%).

Según los expertos, el "activista politizado" está muy interesado por la política y por los temas políticos, de forma práctica, activa, pero sin grandes posicionamientos formales. Desconfía de la política convencional y es un decidido defensor de fórmulas alternativas de participación ciudadana. Apuesta por acciones de presión y persuasión, algunas incluso discutidas. Está fuertemente ideologizado y en posturas de izquierda. Tiene su activismo un claro reflejo en Internet, como herramienta de acción política y de información.

Por su parte, la mayor preocupación del conservador institucionalista se orienta hacia la estabilidad del sistema político y social, y se muestra centrado en su desarrollo vital y profesional. Entienden la política desde su lado más instrumental, desideologizándola  y abogan por gobiernos fuertes, estables y seguros. Asumen la necesidad de mantener el juego político y aceptan participar en las acciones más formales (voto).

En último lugar destaca el "individualista pasivo", aunque en un porcentaje mucho menor (17,2%). Este joven se muestra alejado de los colectivos, y es descrito como algo más materialista que otros. Manifiestan que internet es un medio importante pero lo emplean menos. Confían poco en los movimientos ciudadanos y descreen de la acción transformadora y no sienten la necesidad de participar en lo común.

El nuevo informe revela el impacto de la crisis en los valores de los jóvenes actuales, "que vuelven a reivindicar  el esfuerzo, el ahorro, al honestidad o la prudencia. Bajan en la escala de importancia valores hedonistas", aseguran. Los jóvenes se han vuelto más ortodoxos, más formalmente correctos, más proactivos en lo comunitario e implicados en lo común, y mucho más preocupados por el orden y la seguridad.

Existe bastante unanimidad en la desconfianza hacia los partidos políticos, la iglesia y el sistema financiero/bancario. Si bien la confianza sigue siendo baja, hay sectores de jóvenes que adjudican notas medias al Parlamento, a la patronal y a los sindicatos, y más aún a las Fuerzas Armadas, los medios de comunicación y el sistema judicial. Así los partidos políticos sacan la peor nota: 1,76 sobre 10, seguidos de la iglesia: 1,89. Solamente aprueban, raspadamente, las ONG e Internet.

Los problemas que preocupan a los jóvenes españoles están encabezados por la corrupción política, la falta de interés de los partidos en los problemas reales de la gente o la falta de credibilidad. Los jóvenes creen que si los ciudadanos se organizan "es posible cambiar las cosas", están de acuerdo en que "los medios de comunicación manejan la información al servicio de los poderosos" y que "el gobierno de España está sometido a decisiones de poderes internacionales". También están bastante de acuerdo con que "hay que contribuir al bienestar de todos los ciudadanos aunque eso suponga esfuerzos económicos para uno mismo" y que "hay que tener gobiernos fuertes que garanticen el orden y la autoridad.

Estas  consideraciones hacen ver que "existe una crisis del modelo social imperante y una apuesta por el poder de la ciudadanía para transformar el estado actual de las cosas", aseguran los expertos del Centro Reina Sofía. Las afirmaciones "si los ciudadanos se organizan es posible cambiar las cosas", que obtiene la mayor nota y "el verdadero poder lo tiene la ciudadanía si es capaz de comprometerse", apuntan en este sentido, justifican. Frente a ello, los expertos ven señales de sentimiento de "impotencia" y una petición bastante general de mayor seguridad.

En cuanto a la práctica política, los datos confirman una tendencia muy baja al asociacionismo entre los jóvenes españoles, con dos excepciones, los grupos deportivos (23% de participación) y ONG o voluntariados (17%).  En concreto, solo un 1,1% de los consultados admite pertenecer y participar activamente en un partido político.

Pese a que tres sentimientos negativos agrupan los valores principales respecto de la política (indignación, la desconfianza y la impotencia), la intención de voto entre los jóvenes es muy alta. Un 80% de los consultados asegura que votará, mientras solo un 9% lo descarta y otro 10% no sabe o no contesta.

¿Qué identifican como implicarse en política los jóvenes? Los jóvenes consultados dicen que "votar cuando hay elecciones" (6,95), "pertenecer a asociaciones vecinales, ecologistas o de Derechos Humanos" (6,18)  y firmar denuncias o textos de apoyo (5,89). También asistir a manifestaciones y ocupar edificios para personas que han sido desahuciadas son opciones para muchos jóvenes (5,19), por encima de participar en un sindicato (4,31) o militar en un partido político (3,85). La acción de protesta menos valorada es la pintada o la rotura de cristales de los comercios (2,34).

Hay tres acciones en las que los jóvenes admiten que estarían dispuestos a implicarse: participar en una manifestación, seguir una huelga o impedir un desalojo. Menos proclives son a acampar en plazas, a rodear el Parlamento o a realizar 'escraches' en casas de políticos. Las movilizaciones ciudadanas despiertan el interés del 50,7% de los jóvenes, incluso su simpatía (para el 39,3%), aunque son minoría 46,6% los que ven su utilidad.

El medio de comunicación por el que los jóvenes se informan de política sigue siendo la televisión. Es el medio que elige el 73% de los consultados, por el 44,5% que dice informarse por Internet y el 43,6% concretamente por periódicos online. El porcentaje de jóvenes que declara emplear la prensa escrita (17,7%) confirma su menor impacto frente a la versión online. Una proporción que en el caso de la radio baja al 15%.

Los expertos concluyen que existe una gran diferencia de comportamientos en función de la actividad propuesta por Internet. Así, están bastante extendidas las prácticas de menor esfuerzo e implicación personal, como firmar peticiones (algo que han hecho el 60,3%), o retuitear mensajes (48,8%). Las comunicaciones que implican mayor compromiso personal son las menos practicadas, como quejarse ante alguna administración (29,8%) o contactar con algún político o partido (12,3%).