A lo largo del año se dedica a visitar las diez conmemoraciones del municipio creando un álbum «para que todo el mundo pueda disfrutar de las fotos». El año pasado, su libro fue el más vendido de la Feria del Libro de Getxo, con 280 ejemplares adquiridos. En la de este año, que se celebra este fin de semana, espera repetir.

¿Qué tienen las fiestas que tanto le atraen?

Es un momento en el que pasan muchas cosas. No hay política ni crispación, la gente sale a divertirse y crean un ambiente especial.

¿Qué distingue a las de Getxo?

En general, no mucho. Excepto las del Puerto Viejo, que por el entorno en el que se realizan son especiales. Bueno, y también las de paellas, donde te encuentras de todo.

¿Qué busca para fotografiar?

Me gusta provocar un poco a la gente, meterles caña, para que no queden las típicas fotos de pose o de equipo de futbito. A veces incluso ni siquiera miro por el visor y sorprendo al que va a salir en la foto.

¿Y luego quedan bien?

Sí, creo que ya le he cogido el tranquillo...

¿Qué aspecto de la fiesta le gusta retratar?

Sobre todo, lo que hay durante el día; en la noche la gente va más a su bola. Y, además, intento que salgan todas las cuadrillas que participan.

¿Cómo surgió el proyecto?

A mí siempre me ha gustado hacer fotos en fiestas. De hecho, no salgo a la calle sin el pañuelo y la cámara. Lo que pasa es que hacía muchas y luego me era imposible dárselas a la gente; así que pensé en lo del libro.