La muestra 'Picasso on the beach', una relectura actual y muy personal que ha hecho el artista malagueño Diego Santos sobre el universo creativo del pintor, llega a la sala de exposiciones de la Casa Natal de Picasso, en Málaga capital.

El alcalde, Francisco de la Torre, ha presentado este martes la muestra acompañado por la edil de Cultura, Gemma del Corral; el director de la Fundación Picasso-Casa Natal, José María Luna; la comisaria de la exposición, Tecla Lumbreras, y el propio artista Diego Santos.

En la exposición Santos presenta su particular interpretación de la obra picassiana en la orilla del mar, un guiño al Mediterráneo común "que tanto fascinó al genio malagueño", tal y como han explicado. Así, las apropiaciones de Santos, muy fieles a los originales de Picasso, juegan con la memoria del espectador al incluir elementos del propio imaginario del artista que provocan equívocos y cierta ambigüedad en torno a la verdadera autoría de la obra.

Así ocurre, como han adelantado, en los lienzos de la primera sala, desde la obra que da nombre a la muestra, 'Picasso on the beach', pasando por 'Mujer con boca cerrada', 'Mujer con boca abierta' y esculturas de madera dispuestas sobre la arena de una playa imaginaria, un claro recordatorio a los ensamblajes picassianos de los años 50.

El mar, el Mediterráneo y la tradición popular están muy presentes en los bodegones que se inspiran en los 'collages' cubistas ideados por Braque y Picasso, como 'Guitarra y copa' o 'Guerra y mantilla', ejemplo de cómo Santos emplea la técnica del papel pegado.

En la última sala, el artista se convierte en 'voyeur' y ofrece el resultado de sus investigaciones fotográficas en torno a la escultura de Picasso que está en la plaza de la Merced, frente a la Casa Natal.

Una serie de cajas de luz retroiluminadas dan cuenta de las imágenes obtenidas en esa especie de safari sociológico que intenta captar las diferentes actitudes del público que se acerca a la escultura.

Una serie que culmina con una 'videoperformance' en la que el artista se autorretrata en el mismo lugar, con una máscara africana de las que el pintor solía coleccionar e inspiraron los revolucionarios rostros de las 'Señoritas de Avignon'.