Una bolsa de 165 personas condenadas a trabajos en beneficio de la comunidad está a disposición de los juzgados de instrucción de Valencia a diario. Su tarea es un tanto peculiar. Consiste en hacer de figurantes, cuando son requeridos, en las ruedas de reconocimiento de sospechosos.

La mayoría fueron sentenciados por conducir ebrios o  por exceso de velocidad. Los juzgados de instrucción pusieron en marcha hace tres años una experiencia piloto que ya se ha extendido a más municipios del área metropolitana y a otras provincias de España.

Según fuentes judiciales, hace unos años llegó a ser realmente complicado encontrar personas dispuestas a realizar estas tareas. Se solía utilizar a presos, pero su traslado a los juzgados suponía correr riesgos, además del gasto.

De este modo, cada día acuden a la Ciudad de la Justicia de Valencia (durante el tiempo que dura la condena) y se ponen a disposición de los técnicos. Ellos, en función de las necesidades de las ruedas (rasgos físicos, edad, sexo...) seleccionan a los necesarios ese día y se hacen los reconocimientos.

Los juzgados han solucionado, de este modo, el problema de falta de figurantes y, al mismo tiempo, ofrecen un trabajo social que pueden realizar los condenados para redimir las penas impuestas por los jueces.

En lo que llevamos de año (hasta el 31 de agosto), se han solicitado 206 ruedas de reconocimiento con este método, de las que se acaban celebrando entre el 75 y el 80%. Durante todo el año pasado se efectuaron 297, según indican desde la Ciudad de la Justicia.

La tipología de trabajos en beneficio de la comunidad ha ido ampliándose en los últimos años. Su principal objetivo es evitar que personas que no cumplen el perfil de delincuente habitual entren en prisión. En Valencia, además de esta iniciativa de los juzgados, destaca el empleo de estos penados como aparcacoches para evitar la proliferación de gorrillas. También participan en apoyo a discapacitados, en trabajos de jardinería o en programas de prevención de violencia o drogas.