Pocas prendas hay más universales que los jeans. No distinguen de clases sociales ni situación geográfica. De currantes a presidentes, de amas de casa a supermodelos, de Japón a la Patagonia… los vaqueros son el paradigma de la moda más democrática y global.

Este año el vaquero femenino ha cumplido ochenta años, y sigue tan joven y fresco como el primer día. Fue en 1934 cuando la compañía Levi’s lanzó el primer modelo para mujer, que se denominó Lady Levi’s y que la mismísima revista Vogue elogió con entusiasmo. Para entonces, el vaquero, en concreto el modelo 501 de Levi’s, llevaba sesenta años patentado. Es asombroso constatar cómo algo que nació como prenda de trabajo se ha extendido y dignificado de tal forma que ha alcanzado todas las ramas de la moda, incluso la alta costura. Su éxito se debe tanto a su significancia cultural a lo largo de la historia, como a que hizo del vestir algo cómodo y fácil.

Los jeans nacieron a finales del siglo XIX como prenda resistente y versátil para granjeros y mineros. Cuando a Jacob Davis, sastre de Nevada, le encargaron hacer unos vaqueros bien robustos para los leñadores se le ocurrió reforzarlos con ribetes, tal y como los conocemos hoy, y a partir de ahí se hicieron muy populares. Cuando Davis vio el potencial que tenían, y ante la imposibilidad de patentarlos por sí mismo, recurrió a su suministrador de tejidos de San Francisco, el señor Levi Strauss, para que le echara una mano como socio. Así nacieron los famosos Levi’s 501.

El éxito del denim color índigo pronto desplazó a otros materiales utilizados en origen. Su magia radica en que envejecen de una forma muy singular, desgastándose y adquiriendo matices que reflejan de una forma simbólica el paso del tiempo, el bagaje vital de quien los lleva. Pero será el simbolismo asociado la variable decisiva en su éxito.

Su origen los vinculaba a un estilo de vida rudo, salvaje, independiente… Así que cuando Marlon Brando los lució en Salvaje (1953) y James Dean en Rebelde sin causa (1955), los jeans ya estaban llamados a convertirse en un icono de la contracultura juvenil para las siguientes décadas.

Será en los años setenta cuando la moda fagocite esta prenda y firmas como Calvin Klein y Ralph Lauren empiecen a convertirlos en su fetiche. Incluso llegaron a París, donde los creadores se rindieron a su simpleza y fuerza. Yves Saint Laurent, visionario introductor de infinidad de novedades en el armario femenino, fue de los primeros en adoptarlo dentro de sus colecciones y siempre dijo que le hubiera gustado ser su creador. Asimismo, en 1971, Kenzo presentaría su línea de punto sobre jeans desteñidos y deshilachados.

La reválida llegó cuando la inefable Anna Wintour se sentó en el trono de Vogue USA como directora de la publicación. Su primera portada para la revista (noviembre de 1988) creó conmoción por combinar un top de pedrería de Lacroix con unos jeans de Guess, aunque años más tarde confesaría que fue una opción improvisada, por no poder enfundarse la modelo Michaela Bercu la falda de Lacroix originalmente elegida para la foto –había ganado peso en uno de sus viajes a su Israel natal–. Aun así, aquellos vaqueros marcaron una nueva era en la moda internacional, un cambio de actitud que pronto se generalizaría en todo el mundo.

A lo largo de los años, poco a poco, las innovaciones creativas han ido calando en una pieza que en principio se creía definida e inmutable. Se incorporaron nuevos cortes, volúmenes, mezcla de tejidos… El siguiente paso fue desvincular el denim de la estructura de pantalón y usarlo de forma original y libre. Faldas, camisas y todo tipo de prendas empezaron a confeccionarse con el clásico tejido, que fue refinándose y buscando texturas más sutiles. Los avances técnicos, especialmente el láser, han propiciado que nada sea imposible para su uso como recurso creativo sin límites. Sin ir más lejos, España exporta tecnología punta en estas lides gracias a empresas como la valenciana Jeanologia, fundada en 1993, y que hoy es líder en tecnología láser y procesos ecoeficientes.

El culmen de la sofisticación en clave denim llegó con la irrupción de este tejido en la alta costura. Un ejemplo de ello es cuando en la primavera de 2010 Jean Paul Gaultier propuso una impresionante colección de haute couture cuya base era este tejido, demostrando que el talento está por encima de los convencionalismos y el lujo no radica en los materiales, sino en cómo se emplean.

Esta temporada otoño-invierno 2014/15, el denim es una de las tendencias más significativas dentro de las propuestas que ofrecen las pasarelas internacionales. La descontextualización de este material es el principal reto de firmas y diseñadores que, en muchos casos, han coincidido en decidir darle un tratamiento ‘sastre’. Trajes, ternos, abrigos, parkas… cualquier idea o prenda es susceptible de ser interpretada en tejido vaquero.

Para el hombre, el traje en denim empieza a cobrar nuevos visos incorporándolo al armario más formal. La idea seduce a diseñadores de primera línea como Umit Benan, que opta por sugerir un total look de lo más ortodoxo formado por jeans y chamarreta vaquera. Por su parte, Kris Van Assche ha confeccionado para Dior Homme tanto parkas como chalecos para debajo del traje, mientras que Phillip Lim propone el oversize en piezas que fusionan distintas estructuras como parka y capa. Para la mujer, las propuestas en denim también sorprenden y van desde los monos alpinos de Tommy Hilfiger a la reinterpretación del clásico power suit realizado por Sportmax.

Sin embargo, el acontecimiento más señalado de esta temporada dentro de las clásicas firmas denim lo protagonizó Diesel. Reunió a lo más granado de la moda mundial en Venecia para presentar la primera colección formal de Nicola Formichetti para la firma, justo un año después de ser fichado por Renzo Rosso como director creativo de la firma. El Palazzo Grassi fue el escenario de la puesta de largo del que fuera el primer estilista de Lady Gaga. En la colección, profundiza en las posibilidades inexploradas del denim dentro del streetwear tratando de no desvirtuar la esencia de la casa y fusionando este tejido con otros materiales como la piel.