Las naturalezas muertas de Max Beckmann, una colección de celebraciones amargas de la vida

  • El estilo del pintor alemán, figurativo e influido por el impresionismo, cambió tras su experiencia en la I Guerra Mundial, que le provocó una crisis nerviosa.
  • Una exposición en Hamburgo reúne obras de uno de los géneros menos conocidos de la carrera de Beckmann, el bodegón.
  • Conocido por pintar perspectivas distorsionadas y rostros demacrados, sus naturalezas muertas mezclan la celebración de la vida con la intranquilidad.
Bodegón de Max Beckmann del año 1927
Bodegón de Max Beckmann del año 1927
Max Beckmann - Hamburger Kunsthalle - © VG Bild-Kunst, Bonn 2014 - Photo: Elke Walford
Bodegón de Max Beckmann del año 1927

Afín a un estilo figurativo y admirador del impresionismo, la visión de un mundo lógico y armónico se desmoronó para Max Beckmann (1884-1950) tras sus experiencias en la I Guerra Mundial, donde dio asistencia médica a los soldados. La carnicería de la que fue testigo en el frente de Bélgica le provocó en 1915 una crisis nerviosa y tuvo que ser dado de baja. La obra del pintor alemán dio entonces un giro hacia la oscuridad, las perspectivas distorsionadas y los rostros crudos y demacrados.

El nazismo lo presionó en los años treinta a pasar cada vez más tiempo en París y cuando su pintura fue clasificada como arte degenerado se marchó a Ámsterdam, en 1947 se decidió por los EE UU y vivió en Misuri y Nueva York, donde murió. Artista de éxito desde que en 1912 expuso su trabajo por primera vez, rechazaba ser expresionista y se identificaba con el realismo sórdido de la Nueva objetividad. Siempre tuvo el privilegio de poder vivir de la pintura y que el Tercer Reich lo denostara sólo sirvió para que, después de la guerra, su obra se cotizara al alza y se exhibiera con frecuencia.

A pesar de las muchas muestras que han repasado los poderosos autorretratos, los trabajos de temática mitológica, los paisajes y otras piezas famosas, hay géneros que Beckmann no dejó de practicar y sin embargo reciben menos atención. El museo Hamburger Kunsthalle de Hamburgo (Alemania) arroja luz sobre uno de ellos: el bodegón. Del 5 de septiembre al 18 de enero, el centro expone Max Beckmann. Die Stillleben (Max Beckmann. Las naturalezas muertas), una inusual recopilación de obras del género, presente en todas las fases de su evolución artística.

"Lo terrible, crudo, magnífico, ordinario, grotesco y banal"

La exposición reune alrededor de 70 pinturas y acuarelas datadas entre 1906 y 1950. El conjunto ilustra cómo, en su deseo de capturar "lo terrible, crudo, magnífico, ordinario, grotesco y banal", Beckmann encontró en la naturaleza muerta un vehículo para plasmar el mundo sensorial como una celebración con tintes amargos, con una intranquilidad que se filtra en detalles como la combinación del pescado crudo y los periódicos, el naipe en la boca de la calavera, la melena reflejada de refilón en el espejo de un tocador desordenado...

Al mismo tiempo, los trabajos no comunican espontaneidad. El artista, meticuloso y amante del control, hace de ellos auténticos escenarios y crea composiciones complejas al igual que hizo con el resto de su obra. Con una recurrente integración de paisajes, desnudos femeninos y autorretratos, saca a relucir su talento para establecer vínculos con otros géneros y transformar cada bodegón en un extraño híbrido.

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