One Direction: una tierna y rentable locura adolescente

Una joven fan luce la camiseta de Harry Styles, uno de los miembros de One Direction, mientras aguarda el comienzo del concierto.
Una joven fan luce la camiseta de Harry Styles, uno de los miembros de One Direction, mientras aguarda el comienzo del concierto.
JORGE PARÍS
Una joven fan luce la camiseta de Harry Styles, uno de los miembros de One Direction, mientras aguarda el comienzo del concierto.

Sus directos llegan precedidos siempre por el mismo ritual: miles de entradas vendidas en apenas unas horas; colas de adolescentes temblorosas que desafían al sol y la lluvia repitiendo con pasión un mismo estribillo (Baby you light up my world, like nobody else...); tal vez, alguna pella escolar. Quizá, algún examen descuidado. Y si las autoridades locales lo permiten, acampadas improvisadas a las puertas de los estadios donde está prevista su actuación.

Se trata del fenómeno One Direction, un quinteto británico formado por jóvenes de entre 20 y 22 años que desde que se creó, en 2010, no ha dejado de sumar fans, sonrojos adolescentes y cifras de ventas abrumadoras (el año pasado se convirtieron en los artistas más vendedores del mundo, con 4 millones de álbumes en plena crisis del mercado discográfico). En resumen, "una máquina de hacer dinero", como muchos señalan. Pero también, una boy band capaz de provocar sueños y sentimientos a través de melodías contagiosas de pop. Y, como explican algunos de los que estuvieron en su concierto del pasado martes en el Estadio Olímpico de Montjuïc en Barcelona,  unos artistas simpáticos que no ahorran en coreografías, saludos, sonrisas e incluso chapurreos en español ('tapas', 'pallella') para contentar a sus fans.

Setenta días de acampada

Este jueves el huracán directioner llegará Madrid, ciudad donde los promotores han habilitado una segunda fecha de concierto (el viernes) para dar respuesta a toda la demanda (para el día 11, todavía es posible conseguir entradas). Allí, los británicos se subirán al escenario del Estadio Vicente Calderón en Madrid ante 45.000 fans. Sin embargo, los alrededores del recinto viven  la fiebre directioner desde principios de mayo, cuando un grupo de adolescentes decidieron plantar un campamento para ser después los primeros en entrar al estadio el día del concierto. El miércoles eran ya 300 los acampados.

"Sería capaz de hacer cualquier cosa por One Direction, cuando les vea por fin creo que voy a llorar", revelaba a 20minutos Lorena, una directioner de 16 años que esperaba el gran momento en calcetines y pijama.

"Lo que mueve esto es increíble, las niñas llevan tres años soñando con esto", explicaba Carmen, una madre en paro que había venido desde Málaga para acompañar a su hija. A su lado, otra progenitora, Pilar, mostraba su felicidad y, también, su hartazgo: "Me alegro por mi hija porque está muy contenta pero por dentro me acuerdo de la madre que parió a los cinco One Direction".

Tras sus dos conciertos en la capital, One Direction continuará su gira por Portugal, Estados Unidos y Canadá.

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