El científico Joan Massagué cree que en 5 años un análisis de sangre podrá detectar el cáncer

  • Es una de las primeras autoridades mundiales en la investigación del cáncer y director del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York.
  • "Lo llamo revolución porque puede ir muy rápido, es económico e implementable en todo el mundo, como lo fue en su día Internet o la telefonía móvil", dice.
  • "Estamos probablemente ante una revolución en la detección precoz aplicable a muchos cánceres, no sólo al de mama y al de colon", apunta.
  • El también Premio Príncipe de Asturias considera que España ha pasado de ser un ejemplo por su apuesta por la ciencia, a olvidarse y "dejarlo para otro día".
  • Augura que en menos de 50 años el cáncer será dominado.
El investigador Joan Massagué, durante la inauguración oficial de los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
El investigador Joan Massagué, durante la inauguración oficial de los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
EFE/Esteban Cobo
El investigador Joan Massagué, durante la inauguración oficial de los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

El científico español Joan Massagué, una de las primeras autoridades mundiales en la investigación del cáncer, cree que en 5 años será posible detectar muchos tipos de tumores con sólo un análisis de sangre, una revolución, dice, en la detección precoz de una enfermedad que va camino de normalizarse.

"Lo llamo revolución porque puede ir muy rápido, es económico e implementable en todo el mundo, como lo fue en su día Internet o la telefonía móvil", afirma el director del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York.

Según Massagué, esa revolución está en sus comienzos y se empieza a implementar ahora pero va tan rápido que aplicar esta técnica "podría ser cosa de poco tiempo, de cuatro o cinco años".

"Ahora que las técnicas de secuenciación del ADN de los tumores han avanzado tantísimo y son tan económicas, uno puede hacer análisis de sangre para ver si hay restos de ADN de algún tumor que tengamos en el organismo. No sabemos dónde, pero está soltando células, algunas de ellas se deshacen, mueren y su contenido de ADN con sus mutaciones está en la circulación", explica.

El nivel de mutación cancerígena en sangre se puede leer con técnicas "altamente sensibles" y, a partir de esos indicadores, ver la posibilidad de que el paciente esté desarrollando un tumor maligno en alguna parte de su organismo, que habría que localizar después con un chequeo a fondo.

"Esto suena complejo pero vale para decir que estamos probablemente ante una revolución en la detección precoz aplicable a muchos cánceres, no sólo al de mama y al de colon", ha apuntado.

Inmunoterapia contra el cáncer

Otro de los frentes abiertos en la batalla de la ciencia contra el cáncer es la inmunoterapia, que ya ha empezado a aplicarse y "va a aumentar de manera muy importante como terapia normal del cáncer en general".

"Nuestro organismo constantemente hace pequeños errores de intentar generar tumores, no adrede sino por accidente, con tantas células y tantos tejidos que están constantemente renovándose. Y nuestro sistema inmunitario está constantemente limpiándonos de estos prototumores. El cáncer que sale es porque sorteó, se escapó de esta vigilancia", explica.

Y añade: "Si reforzamos el sistema inmunitario para que acabe de atacar aquel cáncer, vamos a eliminar cánceres gracias a nuestras propias defensas".

Luego están los avances que se están produciendo a la hora de entender la metástasis, en como reacciona la prole de un tumor que se ha esparcido por órganos que para las células del cáncer "son muy nuevos y muy hostiles", por lo que se pueden "cazar y atrapar mejor" que cuando forman parte de un tumor que está creciendo activamente.

Es la convergencia de esos tres elementos y de otros la que, a su juicio, ya está transformando la relación del ser humano con el cáncer en "normal" como sucedió con las infecciones, aunque algunas de ellas sean muy serias y causen muchas víctimas.

Massague considera que es hora de un cambio de mentalidad y dice que un ejemplo de la mala relación que aún se tiene con el cáncer es que en los medios de comunicación "las personas todavía dudan en decir tengo un cáncer de tal". "¿Por qué? —se pregunta— No es ninguna vergüenza y empezamos a entender la enfermedad".

Recuerda que en el siglo XVI a quien tenía una infección le llamaban apestado y señala que en el cáncer se está saliendo todavía "de la época del oscurantismo". Se debe a que la sociedad "se afana en explicar lo que no conoce y se inventa cosas", explicaciones esotéricas, religiosas o seudocientíficas. Pero ahí entra la ciencia: "La ciencia explica y una vez explicado eso se ve claro y a nadie le llaman apestado o le van a decir cosas que todavía se dicen a los pobres pacientes de cáncer".

España: de ejemplo en ciencia a olvidarse de ella

El también Premio Príncipe de Asturias de 2004 considera que España ha pasado de ser un ejemplo por su apuesta por la ciencia, a olvidarse de ella y "dejarlo para otro día", un cambio ante el que la comunidad científica se ha "echado las manos a la cabeza".

Para el director del Memorial Sloan-Ketterin Cancer Center de Nueva York, la crisis económica es "muy seria" en España pero "hay que preservar aquello que tanto valor tiene y que incluso en el contexto de la crisis cuesta una cantidad de inversión bastante modesta", afirma.

A su juicio, España ha hecho "dos cosas espectaculares", la primera invertir de forma muy decidida en ciencia "hace diez, doce años" y que la comunidad internacional la tomara como "un gran ejemplo", porque nunca se había distinguido como nación por su aportación en este ámbito.

"Mira cómo invierten, mira qué institutos están creando, lo competitivos que son, la excelencia de su investigación. Estos van bien", era lo que se afirmaba entonces según Massagué mientras se animaba a otros países europeos a mirarse en el ejemplo español.

Dice que "esa fue una cosa espectacular que fue seguida de otra y es que se olvidaron" cuando llegaron las restricciones económicas y, "unos gobiernos más que otros perdieron el hilo".

Ante ese cambio la comunidad científica, especialmente "la de alta calidad", incluidos los extranjeros que vinieron "a hacer fuga de cerebros a España" hasta desde Estados Unidos, está "atónita" y con ella la comunidad internacional, que se pregunta cómo es posible que un país que "lo ha visto tan claro" a los cinco años se olvide de esa apuesta.

Y, para Massagué, el coste de la inversión en investigación fue sobre todo político y social, porque "a nivel de presupuesto es todavía muy menguado". Fue aceptar— añade— que España iba "a dar la nota" y se iba a poner donde se "merecía". Que eso "quedara postergado tan rápidamente" es lo que ha hecho que la comunidad científica se "eche las manos a la cabeza" ante "un segundo paso tan espectacular en negativo".

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