Es nieto, hijo, hermano, padre y tío de flamencos (los Carmona). Y su guitarra ha compartido escenario con figuras de la talla de Camarón o Enrique Morente. Ahora, la universidad Berklee College of Music (Boston), a través del organismo Mediterranean Music Institute, le ha reconocido con la categoría de 'Master of flamenco' (maestro del flamenco) por su aportación a un arte en el que él suena "antiguo y fresco".

Acaba de ser galardonado por una universidad estadounidense.¿Al flamenco se le mima más fuera que dentro de España?

Al flamenco le falta que en España se le tenga más cariño y afición. En Europa  o, por ejemplo, en Estados Unidos, de donde procede este premio, le reconocen una categoría que en nuestro país no tiene. Afortunadamente, las cosas están cambiando y hasta diría que la escena atraviesa un buen momento.

¿En qué está mejorando?

Se va a abrir una escuela de flamenco que va a llevar Pedro Garrido. Y hay una nueva generación de jóvenes de pura cepa muy interesante, que cantan muy bien. Yo he tenido suerte, porque he aprendido con los antiguos y ahora, me llaman los jóvenes para que grabe con ellos. Es una nueva etapa muy bonita que estoy viviendo con artistas como Estrella Morente, Pitingo, José Mercé...

Y antes, ¿con qué antiguos aprendió?

Con mi padre, José Carmona. Y bebí de maestros como Sabicas, Montoya o El Niño Ricardo. Y de la calle. Y entre medias, le daba al futbolín y al billar. Recuerdo las partidas con Paco de Lucía y Camarón en un local en Callao (Madrid). A veces se nos iba allí toda la noche. Camarón rompía el tapete porque no daba pie con bola. ¡Qué buena época!

¿Aquella fue la mejor época para el flamenco?

Ahora hay una escena genial, maravillosa, pero aquella no la olvidaré nunca. En los tablaos de Madrid estaban los mejores, todos los grandes. Y aprendí mucho de la gente mayor, que es de quien se aprende. Ahora no hay tantos espectáculos.

¿Dónde se puede escuchar hoy buen flamenco?

Ahora mismo, en Casa Patas (Madrid). La verdad es que los tablaos han bajado mucho. Las cosas cambian, hay otros gustos... Está pasando también con los toros. El flamenco y los toros siempre han sido como una familia.

Entonces, ¿lo de unir toros y flamenco no era solo un gancho para atraer turistas?

Ambos siempre han estado muy unidos, al margen de que aquello se vendiera así para atraer extranjeros y para que estos compraran aceitunas, se comieran su paellita, escucharan un recital y fueran a la plaza.

¿La guitarra está en un punto que se va a volver moderno tocar antiguo?

En mi caso, soy un guitarrista fresco y viejo a la vez: hago flamenco antiguo pero con la mentalidad del año 2015. Así que debo estar en plena modernidad (sonríe).

¿Y cómo se hace ese flamenco actual sin traicionar la esencia?

La esencia para mí es lo importante y es lo que sale del corazón. También he hecho fusiones, todos lo hemos hecho, hasta los que ahora las critican. Y he trabajado con gente de fuera, como con el bajista de jazz Dave Holland  o la compositora india Anoushka Shankar. Uno se divierte con estas experiencias, es algo muy bonito y natural. El flamenco encaja muy bien con el jazz o la música hindú porque todas ellas son músicas de raíces.

Un compañero suyo reivindicó hace un tiempo el papel del guitarrista, siempre condenado a la sombra del cantaor.

Durante mucho tiempo la guitarra estaba detrás, en un segundo plano, era lo correcto. El guitarrista era como un banderillero con el matador y apenas había conciertos de guitarra. Pero ahora ya no es así. Desde Paco de Lucía, la guitarra ha salido de la oscuridad y se ha puesto al nivel del cante y del baile. Lo que es difícil hoy en día es encontrar buenos guitarristas de acompañamiento, un arte que es más complicado que tocar en concierto. El mejor era Juan Carmona Habichuela, mi hermano, que ya no existe. Hay que conocer muy bien el cante y tienes que estar toda la vida para hacerlo bien.

¿Qué proyectos tiene entre manos?

Estoy preparando un disco con el británico Dave Holland, y un proyecto con jóvenes cantaores como Tamara Escudero o Pedro El Granaíno.

Nació en Granada en 1944, en el seno de una dinastía flamenca que comenzó su abuelo, Habichuela el Viejo. Ha compartido escenario con las figuras más reconocidas del flamenco, así como de otros géneros como el jazz (Dave Holland) o de la música india.