Mustafá El Hadar, quien trabajó en la finca de Morata de Tajuña (Madrid) entre enero y febrero de 2004 —en la que presuntamente se prepararon los explosivos utilizados el 11-M—, declara en árabe clásico —en un inicio no exento de problemas con los traductores—.
"Gordo y calvo"
El Hadar —cuya testificación estaba prevista para hace una semana— asegura que el Chino le pagó puntualmente a finales de febrero de 2004 "antes de acabar su trabajo", que consistía en preparar una plataforma de madera y trabajos de pintura.
Según el testigo, consiguió el trabajo gracias a Abdelilah el Fadoual, uno de los procesados. "Hicimos una chabola, un garaje, etc.", recuerda el testigo, quien ha matizado que El Fadoual le presentó al Chino sobre "el 27 o el 28" de no sabe qué mes.
El Hadar ha afirmado que todas las semanas iba una persona "gorda y un poco calva" a la finca, pero que no se identificaba. "Cuando hablaban no lo hacían delante de nosotros", recuerda.
Reconocimiento visual
El testigo ha reconocido las fotos del Chino, el primo de éste —Hamid Ahmidam, contratado como peón—, Oulad, Kounjaa —suicidas de Leganés junto al Chino— y el Tunecino, quien "iba dos o tres veces por semana", recuerda.
El Hadar ha matizado que intentó regresar a trabajar a la finca después de acabar el trabajo a finales de febrero de 2004, pero que el Chino no quiso.
"Todos en la casa se consultaban, todos tenían el mismo grado dentro de la casa y las decisiones se tomaban de mútuo acuerdo", afirma el testigo, quien recuerda que se rezaba de manera normal, y que se realizaban ayunos en la casa. "Eran semanales, lo hacían algunos días, pero otros no", agrega El Hadar, quien "participaba en los restos".
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