Guille Ortiz, uno de los escritores jóvenes con mayor proyección en el panorama nacional, firma habitual de publicaciones como Jot Down, lanzará en la editorial Lapsus Calami su libro de relatos Una sucesión de amaneceres imprevistos.

Una sucesión de amaneceres imprevistos toma su título de una de las frases que aparecen en el primer relato del volumen. Guille Ortiz cuenta que se le ocurrió antes de la gira de promoción de la ultima novela de Bret Easton Ellis. “Un escritor con fama de "enfant terrible", que tuvo éxito y talento en su juventud pero que, ahora, pasados los 40, anda escaso de ambas cosas. La editorial tiene que amortizar su contrato y le sigue vendiendo y los medios siguen comprando pero sin saber muy bien qué compran. Viajes, divorcios, periodistas que no saben de qué va el libro y la creciente sensación de que a nadie le importa en realidad”. De esta forma, el autor aborda uno de sus temas literarios favoritos: persona y personaje.

Otro de los pilares del libro es el relato titulado Siempre es bueno necesitar a alguien. “El origen supongo que está en mis tiempos en El Semanal Digital, trabajando horas y horas delante del ordenador y a la vez conectado con todo el mundo. La rabiosa actualidad contada desde el dormitorio, medio legañoso, vendiendo basura, que es lo que la gente quería consumir. Luego se me ocurrió la posibilidad de una charla entre dos ex compañeros: uno, más joven, sigue en su medio "tradicional" con un periodismo de calidad, el otro, mayor, inadaptado, sobrevive en un medio digital cobrando la mitad, conectándose a Bwin cada media hora para ver cómo van sus apuestas e inventándose historias para poder tener visitas y que no le despidan. Mientras, en esa casa donde hablan, la realidad se cuela de vez en cuando y no es una realidad agradable...”

El Otro también parte de una experiencia personal: el viaje que el autor realizó a Galicia en 2005 a uno de “esos pueblos preciosos que arden salvajemente en verano”. Éramos un grupo de gente con inquietudes culturales, por utilizar el tópico: una pintora, una compositora de Berklee y un aspirante a escritor. Sin embargo, nosotros no queríamos crear nada allí, solo pasar el verano y hacernos compañía. Jugar al parchís. Todo muy decadente. Cogí más o menos ese ambiente y lo llevé a un grupo de viejos amigos, aburridos, que ven el monte quemarse mientras se destruyen unos a otros y escriben relatos sobre gente que se atreve a hacer cosas, un poco como Francis Macomber en  el relato de Hemingway.

Hay otros relatos, como Autocrítica, La crisis o Llamadas perdidas que demuestran la capacidad de Guille Ortiz para moverse en el siempre complejo territorio de las distancias cortas. El autor toca, a su manera, desde western, hasta el delirio del monólogo interior de un profesor de coaching que, en cierta forma, entronca con el primer relato y sirve de cierre.

Guillermo Ortiz es uno de los jóvenes escritores con más proyección dentro del panorama editorial español. A pesar de su juventud, es autor de relatos, guiones y novelas y es una firma de reconocido prestigio que habitualmente publica en revistas como Jotdown, Neo2, Tendencias o Freek! Ha publicado Pequeños objetivos (Editorial Kókoro, 2006), Cuando las cosas dejaron de tener sentido (Editorial Grupobúho, 2007) y los volúmenes colectivos ‘Vampiros, ángeles, viajeros y suicidas’ (Kokoro, 2005) y Camarote 503 (Colectivo Bremen).