Detectan el uso de hasta 52 nuevas drogas para adulterar la cocaína, el éxtasis o el speed

Personal de Energy Control analiza una de las 1.834 muestras de drogas recogidas en Cataluña en 2013.
Personal de Energy Control analiza una de las 1.834 muestras de drogas recogidas en Cataluña en 2013.
ABD
Personal de Energy Control analiza una de las 1.834 muestras de drogas recogidas en Cataluña en 2013.

El uso de nuevas drogas para adulterar la cocaína, el éxtasis o el speed aumenta el riesgo al que se enfrentan los consumidores. Esta es una de las principales conclusiones del informe elaborado por Energy Control sobre el consumo de sustancias estupefacientes en Cataluña para la ONG Bienestar y Desarrollo (ABD).

Además, la adulteración dificulta el tratamiento médico. La entidad destaca que el año pasado bajaron las peticiones para analizar nuevas drogas pero ha aumentado su uso como adulterante aunque la cafeína sigue siendo el adulterante más usado.

La cocaína es la sustancia más adulterada, pues en el 72,9% de los casos contenía otras sustancias como el levamisol (en el 50% de los casos) o la fenacetina (en el 44%), que son tóxicas. De hecho, solo el 9% de las muestras de cocaína analizadas son únicamente cocaína y el 67,5% de las muestras de LSD y el 65,5% del éxtasis en forma de cristal también estaban adulteradas.

En el caso speed, la ketamina o el LSD se han descubierto trazas del fármaco antidepresivo m-ccp, metoxetamina y 25i-nbome, unos adulterantes que han provocado casos documentados de crisis de ansiedad, mareos, insomnio y, en su versión más grave, intoxicaciones e ingresos hospitalarios.

El director del área de drogas de la ABD, Josep Rovira, ha destacado que muchas de estas sustancias no tienen una motivación recreativa por parte del consumidor y no son de su elección, por lo que el interés de introducirlas suele ser económico y para abaratar el precio, lo que puede producir efectos más peligrosos.

Precisamente, el subdirector general de Drogodependencias de la Generalitat, Joan Colom, celebra el análisis anual de la ABD porque aporta conocimiento sobre un mercado que se mueve en la opacidad, permite llegar hasta el último usuario y porque "hay evidencia científica de que cuando una persona conoce lo que está tomando gestiona mucho mejor los riesgos", si bien ha subrayado que no existe un consumo sin riesgo.

De ahí, la importancia de realizar un seguimiento continuo de este mercado ilegal, ya que las drogas tiene una realidad cambiante que no está controlada, y han apuntado que hasta el 97% de los usuarios a los que se les advierte de que lo que pretenden consumir no es lo que han comprado desisten de hacerlo.

A lo largo del año pasado, analizó 1.834 muestras e identificó 52 nuevas drogas —por lo que no hay "ninguna investigación clínica" sobre sus efectos, ha advertido la coordinadora del programa, Nuria Calzada—, como la metoxetamina que en algunas ocasiones se vende como ketamina y de MDMA. También detectaron la venta de otras sustancias como falsos éxtasis, cocaína y LSD.

Los precios se mantienen

Las muestras fueron recogidas en los alrededores de bares y discotecas (48,3%) y en su sede de Barcelona (46,7%). El perfil de las personas que aceptan analizar la droga que van a consumir varia.

En las zonas de ocio, suelen ser hombres (84,1%) y más jóvenes (25,5 años de media), mientras que entre los que acuden a la sede hay más mujeres, aunque siguen siendo minoría (23,3%, siete puntos más), y son más mayores (31,7).

La entidad ha destacado también que, a pesar de la crisis y el encarecimiento de la vida, el mercado mantiene unos precios estables en los últimos años: un gramo de cocaína entre 50 y 60 euros, uno de éxtasis alrededor de los 50, uno de speed sobre los 25 euros y una pastilla entre 5 y 10 euros.

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