El fotógrafo Sugimoto diseña un museo al sentirse frustrado por la "fealdad" del resto

  • El artista japonés confiesa sentirse frustrado por el diseño petulante de los nuevos museos y acusa a los arquitectos de no tener en cuenta el uso artístico.
  • Ha presentado el proyecto para un espacio minimalista de casi 10.000 metros cuadrados donde el arte "parezca aún mejor" colgado en las paredes.
  • Como no tiene título ha contratado a tres arquitectos para que desarrollen la idea, que está basada en el concepto del espacio vacío del zen.
El museo está basado en la simpleza y la luz
El museo está basado en la simpleza y la luz
Hiroshi Sugimoto
El museo está basado en la simpleza y la luz

El fotógrafo japonés Hiroshi Sugimoto (Tokio, 1948), uno de los más admirados y respetados de su país, ya ha tenido suficiente de los museos de arte moderno diseñados para que el edificio sea una marca y no un lugar donde disfrutar de las obras que se exponen. La gota que colmó su paciencia se derramó cuando el año pasado montó una retrospectiva de sus fotos en el Leeum Samsung Museum of Art de Seúl (Corea), un edificio notablemente horrible diseñado por el suizo-italiano Mario Botta, uno de esos arquitectos que no sólo se complican la vida a sí mismos, sino que gustan de complicársela a los usuarios de sus construcciones.

"Es el peor lugar que he visto en mi vida (...) ¿Por qué construir esto? Tengo una sensación pésima de este arquiteto", declaró entonces Sugimoto al Wall Street Journal criticando el pastiche pseudoecléctico diseñado por Botta, responsable de otros museos que no se pueden tildar precisamente de hermosos y útiles, como el opresivo hasta la ridiculez San Francisco Museum of Modern Art, que diseñó en 1995 y tuvieron que cerrar en 2013 para construir una nueva sede.

"Sentido del espacio"

Especialista en arquitectura de museos—aunque no tiene diploma académico de la carrera—, el fotógrafo escribió en 2011 un libro sobre el tema que sólo está editado en japonés bajo un título que siginifica Sentido del espacio. En el volumen otorga estrellas de excelencia a los museos que le gustan,  y establece una clasificación donde mandan los que están basados en "una idea muy simple". Entre los que más estima está el Kunsthaus Bregenz (Austria), diseñado casi como una caja translúcida por el también suizo Peter Zumthor, premio Pritker en 2009 por las Termas de Vals.

Como resultado de la frustración, Sugimoto ha diseñado su propio museo, un edifio a su gusto que cumpla las normas de simplicidad de sus arquitectos favoritos, sobre todo Mies van der Rohe, y esté basado en la idea del espacio vacío del zen, que propugna la importancia del interior del cuenco y no da valor a la vasija redonda a la que llamamos cuenco. Ya tiene un terreno, en Odawara, en la prefectura de Kanagawa Prefecture, a menos de una hora en tren bala al sudeste de Tokio.

Coleccionista, director escénico, interiorista...

El museo, que será la sede de la Odawara Art Foundation, una de las muchas iniciativas artísticas en las que está embarcado el fotógrafo —colecionista de objetos de culturas ancestrales, director escénico de un teatro de marionetas y diseñador de interiores de otros museos (el Izu Photo Museum) y restaurantes (el Kanetanaka de Tokio)—, tendrá casi 10.000 metros cuadrados de espacio y está diseñado con una idea primordial en mente: la luz. "Incluso las malas obras de arte parecerán mejores aquí", declara en una entrevista.

El proyecto incluye un pórtico de entrada del siglo XV que da paso a un larguísimo pabellón de cristal de cien metros que concluye en un voladizo sobre riscos marinos. También está prevista una casa de té, un escenario para representaciones de teatro Noh con un escenario que parece colgar sobre el mar y un subterráneo de 70 metros de largo orientrado de tal forma que la salida del sol sólo será visible en el solsticio de diciembre.

El mar, "hogar ancestral"

En el pabellón de exposiciones Sugimoto ha previsto instalar como colección permanente un centenar de miniaturas de su celebrada serie de Seascapes (Paisajes marinos), basada en la idea de que el mar es un "hogar ancestral" cuya visión proporciona serenidad porque condensa el "misterio de los misterios: el agua y el aire que están ahí desde el principio de los tiempos".

Al carecer de título de arquitecto y no poder firmar proyectos, Sugimoto ha debido contratar a tres titulados que le ayudarán en el desarrollo técnico de la idea. Por ahora ha distribuido visiones virtuales del museo con el que sueña.

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