Del futurismo a Kraftwerk, una muestra sobre la fascinación del ser humano por las máquinas

  • Las máquinas eran símbolos de progreso e iconos de la modernidad que a principios del siglo XX se introdujeron en la vida cotidiana.
  • Una exposición reúne trabajos de poetas, pintores, coreógrafos y músicos que introdujeron en sus obras el dinamismo y la estética de la mecánica.
  • Las obras se completan con instalaciones del grupo de música electrónica Kraftwerk, famoso por su sonido sintético y por una cuidada estética futurista.
Una de las instalaciones de Kraftwerk incluidas en la muestra
Una de las instalaciones de Kraftwerk incluidas en la muestra
Kraftwerk - © Photo: Timo Ohler - © Kraftwerk, 2013 - Courtesy Sprüth Magers Berlin London
Una de las instalaciones de Kraftwerk incluidas en la muestra

En los primeros años del siglo XX la máquina era el símbolo del progreso. La industrialización y los procesos mecánicos prometían con vehemencia desde el siglo XIX efectividad y rapidez cuando todo se había creado siempre de forma laboriosa y artesanal.

Electrodomésticos y aparatos como la nevera y la aspiradora eran cada vez más frecuentes en los hogares; en 1902 comenzaban en los EE UU a crearse en cadenas de montaje los primeros coches asequibles. Introducida ya en la vida cotidiana, la máquina también ejercía magnetismo sobre el arte y se erigió como ideal estético modernista. Más tarde, los futuristas (Filippo Tommaso Marinetti, Giacomo Balla) la adoptaron como razón de ser: la corriente vanguardista proclamaba una nueva era que glorificaba el progreso técnico y lo unía al gusto por la velocidad, el riesgo y la guerra.

Dansmaskiner. Fran Léger till Kraftwerk (Máquinas de baile. De Fran Léger a Kraftwerk) se inaugura el 22 de enero en el Moderna Museet de Estocolmo (Suecia). La exposición, en cartel hasta el 27 de abril, es un acercamiento a la fascinación que las máquinas ejercieron en el arte en los albores del siglo XX y relaciona estas manifestaciones con el veterano grupo de música electrónica alemán Kraftwerk a propósito de una serie de exclusivos conciertos que ofrecerá del 21 al 23 de enero en la capital sueca.

'El arte de los ruidos'

En París, incubadora de las vanguardias tempranas europeas, Fernand Léger creaba en torno a 1910 Desnudos en el bosque, una obra que emulaba a otra de nombre parecido creada por Picasso en 1908. En la pintura, el artista francés reproduce piezas de metal encajadas como constuyendo un gigantesco y complejo engranaje. La pintora y diseñadora Sonia Delaunay-Terk y los poetas Blaise Cendrars y Guillaume Apollinaire también usaron en aquellos años la modernidad como tema de sus creaciones.

La idea de la metrópolis como escenario del progreso también embaucaba a las mentes creativas. La pintura de Aleksandra Ekster Venecia (1915) —incluida en la muestra— celebra la belleza de una gran ciudad con contrastes y reflejos. El compositor experimental Luigi Russolo considera en su manifiesto El arte de los ruidos (1913) por primera vez en la historia los ruidos urbanos como música.

La muestra se nutre de unos 50 trabajos del catálogo del Moderna Museet y obras en préstamo del Dansmuseet (Museo de la danza y las artes escénicas) de Estocolmo y del Pompidou de París. Pinturas, fotografías, dibujos e imágenes en movimiento de entre 1911 y 1934 atestiguan que el cine y la danza se contagiaban también del dinamismo mecánico. El escenario era un laboratorio donde se experimentaba con nuevas y arriesgadas c0reografías, como demostró la compañía de danza Rolf de Maré (1888-1964), los Ballets Suecos y el fundador de los Ballets Rusos Serguéi Diáguilev.

Robots como álter egos

En los años de la I Guerra Mundial los artistas ya habían renunciado a los corsés académicos y muchos buscaban un nuevo realismo basado en la organización, en la estructura y el ritmo. Las experiencias de la Gran Guerra acentuaron la idea del cuerpo humano sin alma y mecanizado, ilustrada en la exposición con obras de Francis Picabia, Marcel Duchamp y el pionero del arte modernista sueco Gösta Adrian-Nilsson.

Para continuar con el espíritu del arte automatizado de las obras de la muestra, el Moderna Museet incluye varias instalaciones artísticas de Kraftwerk, pioneros de la música electrónica de carácter futurista.

El grupo, encabezado por Ralf Hütter y Florian Schneider, empezó en los años setenta a crear piezas musicales de sonidos sintéticos, ritmos industriales y letras minimalistas. Escogiendo robots como álter egos y proyecciones en 3D en sus actuaciones, han creado para su música una serie de proyectos audiovisuales que exploran desde hace décadas la no siempre fácil relación entre el ser humano y la máquina.

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