Exponen los 'collage' mordaces y subversivos de la primera dadaísta alemana: Hanna Höch

  • Redactora e ilustradora de revistas femeninas de bordado, Hanna Höch fue una de las más radicales artistas de los activos dadaístas alemanes de los años veinte.
  • Fue ninguneada y discriminada por los hombres del colectivo, que la definían como la mujer que les conseguía "bocadillos, cerveza y café".
  • Una muestra reivindica la obra de una de las primeras mujeres que exploró el poder gráfico y crítico del fotomontaje y el 'collage'.
Hanna Höch era era muy crítica con el matrimonio y la maternidad
Hanna Höch era era muy crítica con el matrimonio y la maternidad
Museum für Kunst und Gewerbe, Hamburg - Photo: courtesy of Maria Thrun
Hanna Höch era era muy crítica con el matrimonio y la maternidad

Los aparentemente radicales artistas de la facción alemana del dadaísmo —los antisistema del arte a finales de la primera década del siglo XX— demostraron que, como cualquiera de los burgueses a los que criticaban, eran machitos y dominantes. Al menos eso se deduce de su comportamiento con la única mujer que abrazó el movimiento, Hanna Höch, una artista que no ocupa el lugar que merece en la historia del arte de vanguardia europeo pese a la importancia de su trabajo pionero con el fotomanje y el collage.

Una exposición antológica, programada entre el 15 de enero y el 23 de marzo en la Whitechapel Gallery de Londres, devuelve a Höch a su lugar y demuestra la marginación y el sexismo con que la trataron sus compañeros de movimiento —uno de cuyos popes, Hans Ritcher, llegó a decir que la artista se dedicaba simplemente a conseguir "bocadillos, cerveza y café con el bajo presupuesto que teníamos"—. La cierto es que Höch fue una pionera en el uso de técnicas no demasiado comunes en aquellos tiempos y mantuvo a lo largo de su vida una constante mordacidad subversiva.

Triunfadora en la Primera Feria Internacional Dadaísta

Anna Therese Johanne Höch, nacida en 1889 en Gotha, estudio artes gráficas en Berlín, sirvió en la Cruz Roja durante la I Guerra Mundial y, al término del conflicto, se lió sentimentalmente con Raoul Hausmann, uno de los pilares del grupo dadaísta de la capital alemana. En 1919, Höch, que había trabajado eventualmente en revistas femeninas de bordado como maquetadora y directora de arte, ya formaba parte del movimiento y participó en 1920 en la Erste Internationale Dada-Messe (Primera Feria Internacional Dadaísta) con el fotomontaje Schnitt mit dem Küchenmesser durch die letzte Weimarer Bierbauchkulturepoche Deutschlands, una de las obras que más impresionaron a la crítica y el público por su directa representación de la realidad artística de la época.

Höch siguió trabajando con el collage mediante la combinación de imágenes tomadas de revistas populares y de moda. La intención de sus piezas siempre era humorística y satírica. Además, quería dejar clara su posición como mujer, era muy crítica con el matrimonio y la maternidad —representaba a los hijos como maniquíes manejados por los padres— y denostaba la idea de las mujeres como sujetos pasivos que apreciaba incluso entre sus colegas artistas. A partir de 1922 eligió como opción sexual el lesbianismo y defendió activamente la idea de la "nueva mujer" frente a los prejuicios sociales y de sus propios compañeros.

La historia del arte todavía la "pasa por alto"

Creadora de algunas de las obras más radicales de la época y admirada por artistas contemporáneos como George Grosz y Kurt Schwitters, la historia del arte "todavía pasa por alto a menudo la figura de Hanna Höch", dicen los organizadores de la exposición, que reúne un centenar de trabajos entre collage, fotomontajes, grabados y acuarelas que abarcan seis décadas, desde los años diez hasta los setenta.

Destacan obras críticas como Staatshäupter (Jefes de Estado), donde aparecen fotos de prensa silueteadas del entonces presidente alemán Friedrich Ebert y el ministro de Defensa Gustav Noske, ambos en trajes de baño sobre un dibujo de flores y mariposas, y Hochfinanz (Altas finanzas), en el que la artista combina emblemas de entidades financieras con imágenes de maquinaria bélica para mostrar los intereses comunes entre los grandes bancos y los militares.

Enclaustrada y con miedo a ser denunciada

Höch permaneció en Alemania durante la II Guerra Mundial, casi enclaustrada en una casa en la campiña cercana a Berlín y temiendo que los nazis fuesen a detenerla por la delación de algún vecino. Sus obras no fueron catalogadas por como arte degenerado, quizá como consecuencia del poco aprecio que Höch merecía entre los elementos masculinos de las vanguardias. Tras la guerra siguió trabajando, aunque su tono fue adquiriendo un lirismo menos mordaz. Murió en 1978.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento