Un reportaje de El País explica que todo aquello que nos gusta, nos gusta porque activa ese circuito cerebral, ese sistema de recompensa sin el cual el sexo y la comida no tendrían atractivo.
Los científicos compararon las pautas de activación cerebral de cada mujer en dos momentos del ciclo: antes y después de ovular. Los resultados mostraron una mayor reactividad del sistema de recompensa -por el nivel de hormonas- durante la primera fase, ya que en ésta predominan los estrógenos (activadores del sistema de recompensa).
El nivel de estrógenos explicaría, entre otras cosas por qué las mujeres experimentan una mayor respuesta subjetiva a la cocaína y las anfetaminas antes de ovular.
Pero los estrógenos también afectan más a los hombres que a las mujeres, hasta el punto de expicar las diferentes respuestas de unos y otros a los estímulos sexuales.
"Los hombres muestran una mayor respuesta a los estímulos sexuales visuales, mientras que las mujeres retienen unas memorias más vívidas y poderosas de los estímulos sexuales emocionales (incluidos los repugnantes)", dicen los científicos.
¿La razón? Se trata de la amígdala (no de la garganta), el núcleo cerebral de la recompensa, que se activa más en las mujeres que en los hombres ante un estímulo sexual emocional o repugnante, pero menos ante un estímulo visual sexual. Por eso las mujeres son menos femeninas durante la segunda mitad del ciclo, pareciéndose más a los hombres en cuanto al comportamietno sexual.
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