Abrir todos los días del año podría ser fatal para el tejido comercial de Barcelona pero ir añadiendo días de apertura estratégicamente colocados en el calendario podría ser la solución al eterno debate sobre la liberalización de los horarios comerciales. En caso de que tiendas de barrio y grandes superfícies abrieran entre 16 y 18 días, se podría aumentar los beneficios y los empleos. Recomiendan redistribuir los días de apertura para que coincidan con el verano (y el turismo) y con grandes eventos como la Fórmula 1.
Estas son algunas de las principales conclusiones a las que llega un estudio llevado a cabo por la Universitat de Barcelona (UB), encargado por el Ajuntament para dilucidar el futuro del comercio en la ciudad en caso de que se aplicara el Real Decreto-ley por el cual se establecían un máximo de 16 días festivos de apertura extra y la creación de Zonas de Gran Afluencia Turística. Una normativa que el Consistorio no quiere aplicar si no es con el consenso de todo el sector.
Una vez cotejados todos los datos sobre el comercio en Catalunya, el estudio apunta que «sería razonable ir acercando de forma progresiva» el modelo catalán al que ya se aplica en grandes ciudades turísticas como Londres, París, Roma o Nueva York.
La propuesta
En caso de que a los ocho días de apertura actualmente permitidos se añadieran otros 8 ó 10 domingos y festivos adicionales, la UB estima que los comercios facturarían un 0,9% más, lo que se traduciría en un incremento de las ganancias de 98 millones de euros. La ocupación podría crecer hasta un 0,53%, lo que supondría generar 419 empleos.
El estudio sugiere que deberían revisarse los ocho domingos y festivos ahora permitidos para ubicarlos en fechas coincidentes con eventos de gran afluencia de público en Barcelona, como la celebración del congreso de móviles, la llegada de cruceristas o la celebración de la Fórmula 1.
La Generalitat y el Gobierno vasco firmaron este lunes la Declaración de Barcelona, un documento conjunto que reivindica el modelo de comercio de proximidad frente al Real Decreto-ley liberalizador.
Las consecuencias de la liberalización
En caso de que se liberalizaran totalmente los horarios comerciales, la UB estima que las consecuencias para el pequeño comercio serían catastróficas: la facturación caería entre un 2,2% (130,5 millones de euros) y 5,63% (334,5 millones), además de una pérdida de entre 835 y 2.695 empleos. En las grandes superfícies, en cambio, la facturación y ocupación incrementaría pero ponen como ejemplo el caso de Madrid, donde ha subido mucho este sector pero también ha caído mucho con la crisis.
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