Después de tres intentos consecutivos para albergar unos Juegos Olímpicos (con sus tres fracasos), la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, se ha dado finalmente por vencida: "Madrid no debe buscar la celebración de los Juegos del año 2024", ha sentenciado este jueves en un acto público. Con estas palabras, la primera edil daba por finalizada, por ahora, la aventura olímpica de la capital. Una aventura que ha supuesto un gasto aproximado de 78 millones de euros solo en tareas de promoción y representación de las últimas tres candidaturas (2012, 2016 y 2020), ha dejado instalaciones con escaso uso (como la Caja Mágica) y otras con futuro incierto (como el estadio de La Peineta).

Además, antes del varapalo proporcionado por el Comité Olímpico Internacional (COI), el Ayuntamiento presumía de que tenía construidas el 80% de las infraestructuras de transporte y deportivas necesarias para albergar unos Juegos, en las que se habían invertido ya 6.500 millones de euros. En este recuento, el Consistorio incluía obras que no se hicieron específicamente para los Juegos pero que habrían servido para mejorar la movilidad durante el acontecimiento, como el soterramiento de la M-30, la construcción de carreteras y túneles o ampliaciones del metro.

Entre sus razones para no presentarse a los Juegos de 2024, Botella ha asegurado que "la carrera olímpica ya nos ha proporcionado todos los beneficios que podemos esperar de ella". En su opinión, "ningún proyecto quedará en el aire" y "el dinero invertido lo están viviendo los madrileños". Aunque no pudo evitar transmitir su "tristeza y decepción". En cualquier caso, Madrid (o cualquier otra ciudad española) todavía está a tiempo de volver a la carrera olímpica: hasta 2015 hay plazo para que los interesados en organizar los JJ OO de 2024 presenten sus candidaturas.

Pero nadie en el Ayuntamiento quiere oír hablar de olimpismo. El portavoz socialista municipal, Jaime Lissavetzky, ha asumido que "tres candidaturas son suficientes; si soy candidato a la Alcaldía tras las primarias, a las que me voy a presentar, tampoco lo apoyaría". El portavoz de UPyD, David Ortega, ha acusado a la alcaldesa "gastar millones de euros en una carrera olímpica que ha sido absurda". También el grupo de IU se ha mostrado contrario desde el principio a que Madrid organice los Juegos.

Las oficinas olímpicas montadas para promocionar las tres últimas candidaturas y obtener el voto del COI han costado, al menos, 78 millones de euros (pagados a partes iguales con dinero público y a través de patrocinios de empresas privadas). Este dinero se ha dedicado a tareas de publicidad, comunicación, marketing, nóminas del personal de la oficina olímpica y recepciones a miembros del COI. En 2012 se gastaron cerca de 15 millones de euros; para 2016, se elevó a 37,8 millones; y para 2020 el presupuesto era de "más de 25 millones, aunque todavía no hemos hecho el balance final", según fuentes de Madrid 2020. Por tanto, este gasto podría ser superior.

Los intentos anteriores han llenado Madrid de instalaciones sin apenas uso (los llamados 'elefantes blancos'). El mayor ejemplo de ello es la Caja Mágica, que costó 300 millones de euros y solo se usa un par de semanas al año para albergar torneos de tenis. También queda el esqueleto del Centro Acuático: este edificio comenzó a levantarse sin tener la certeza de conseguir los Juegos y ahora es un amasijo de hierros y hormigón (para acabar de construirlo se necesitarían 80 millones de euros). El estadio de La Peineta será la sede del Atlético de Madrid (ahora prevén que en 2016), pero antes de eso tendrá que acabar de construirse, con un gasto de 250 millones. También está infrautilizada la estación de metro de Estadio Olímpico, una instalación mastodóntica junto a la Peineta.

Madrid tenía pensado invertir 1.492 millones de euros adicionales en caso de que la ciudad recibiera los Juegos. Ese dinero iría destinado a la construcción de la Villa Olímpica (con 11.900 viviendas que revalorizarían el distrito de San Blas), un canal de piragüismo en Vallecas, otro de remo en Getafe, autovías y conexiones en los alrededores de San Blas, estaciones de metro y tren, y reformas en Ifema, el Retiro o la Casa de Campo. Finalmente, nada de eso verá la luz. Por otro lado, el socialista Jaime Lissavetzky, pidió a Botella que dedique ese dinero a servicios sociales, empleo, limpieza de la ciudad y promoción del deporte.