Las peleas entre vecinos tendrán árbitro para no llegar al juzgado

El Colegio de Administradores de Fincas prepara un tribunal especial de mediación que entrará en funcionamiento este año.
Ruidos molestos en el piso de al lado, problemas de filtraciones, suciedad en las zonas comunes... Los interminables conflictos entre vecinos podrán resolverse de una manera más ágil y pacífica antes de fin de año con la entrada en funcionamiento del tribunal de arbitraje específico para comunidades de vecinos.

Una comisión del Colegio de Administradores de Fincas de Zaragoza estudia ya la puesta en marcha de este tribunal, que será parecido al que se acaba de crear en Valencia y se centrará en los conflictos entre vecinos, sin abordar los asuntos relacionados con los fallos de construcción de los inmuebles.

El objetivo de esta iniciativa es evitar que los problemas de convivencia lleguen a los tribunales y que los implicados tarden más de un año en resolverlos.

Ajenos a la comunidad

Los árbitros, o mediadores, serán personas ajenas a la comunidad que, después de escuchar a los afectados, dictarán una sentencia de obligado cumplimiento por ambas partes.

Cada comunidad deberá decidir en junta de vecinos si se adhiere o no a este sistema. El procedimiento es similar al de un juicio, con la diferencia de que en el caso del arbitraje la resolución tarda menos de un mes.

La justicia ordinaria es, por ahora, la única vía a disposición de los zaragozanos para solucionar los conflictos más graves. La figura de un mediador neutral y externo a la comunidad es, según los administradores, la mejor herramienta para evitar que los pequeños roces entre vecinos acaben convirtiéndose en algo más serio.

«Lo único que podemos hacer nosotros es hablar con los vecinos e intentar que arreglen sus diferencias entre ellos, pero en ningún caso podemos decirles qué tienen qué hacer», explica Miguel Ruiz, presidente del Colegio.

Un problema de difícil solución

Los problemas más serios entre vecinos nacen normalmente de asuntos sencillos que, según Miguel Ruiz, «se enquistan y no se solucionan ni en los tribunales». Por este motivo, añade, son pocas las disputas de este tipo que acaban ante un juez. En 2006, el presidente de los administradores contabilizó dos juicios: uno por la instalación de una barbacoa no permitida en una terraza y otro por un problema de filtraciones de agua de un piso a otro. «Los dos se podrían haber evitado hablando tranquilamente», explica.

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