La polémica por las esquelas no cesa.

Casi un mes después de la muerte del ex dictador chileno Augusto Pinochet -falleció el pasado 10 de diciembre-, el diario El Mundo recoge en su página 8 de la edición del domingo la esquela del militar.

"Excelentísimo Sr. don Augusto Pinochet Ugarte, presidente de la República de Chile (1973-1990), capitán del Ejército y senador vitalicio. Falleció cristianamente en Santiago de Chile, el día 10 de diciembre de 2006 confortado con los santos sacramentos y la bendición apostólica de su Santidad", reza el homenaje mortuorio, encargado por el Círculo de Amistad Hispano-Chilena.

Tras este particular recuerdo, el Círculo -que también publica la esquela en la web del grupo de extrema derecha Fuerza Nueva- "RUEGA una oración por su alma y le invita a la Santa Misa Funeral que se celebrará Dios mediante el día 10 de enero de 2007 a las 20:30 horas en la Iglesia de San Fermín de los Navarros, Madrid".

Franco también tuvo la suya

Esta nueva esquela se une a un largo listado que parecía haber alcanzado su cénit el pasado mes de noviembre, pocos días antes de la efeméride de la muerte del ex dictador español, Francisco Franco -el 20 de noviembre de 1975-.

"Francisco Franco Bahamonde, Caudillo de España y Capitán General y Generalísimo de sus Ejércitos, Jefe del Estado... murió cristianamente al servicio de la patria el día 20 de noviembre de 1975", rezaba la esquela.

Guerra de las esquelas

La publicación de la esquela de Franco parecía cerrar la denominada "guerra de las esquelas" que comenzó el pasado mes de julio.

Fue en esa fecha cuando se publicó una esquela por el aniversario de la muerte del capitán republicano Virgilio Leret.

Desde entonces, se han sucedido las publicaciones en recuerdo de los fallecidos en ambos bandos en la Guerra Civil.

Esta publicación en algunos periódicos de difusión nacional provocó que entidades vinculadas a ambos bandos de la contienda se acusen mutuamente de reabrir heridas que, 70 años después, podrían creerse cerradas.

Desde julio, raro era el día en que alguno de los principales periódicos no se publicaba alguna esquela que rezara "murió por Dios y por España víctima de las hordas marxistas" o "falleció víctima de las represalias franquistas por sus convicciones políticas".