La Audiencia de Cantabria ha condenado a una compañía de seguros a pagar 24.000 euros a los hijos de un hombre que murió de forma accidental, cuando su coche cayó al mar, de modo que no se trataría de un suicidio, como contemplaba un fallo anterior.

Así consta en una sentencia de la sección cuarta de la Audiencia que estima el recurso de apelación interpuesto por los hijos del fallecido y que revoca una sentencia previa dictada en diciembre de 2011 por el Juzgado de Primera Instancia número 2 de Santoña.

De acuerdo con el fallo de la Audiencia, recogido por Europa Press, el 13 de octubre de 2007 el vehículo del hombre, que tenía un seguro para el conductor con un capital de 24.000 euros, apareció en el fondo de un acantilado de Santoña ubicado bajo el Faro El Pescador, desde donde cayó el coche con su propietario dentro, pues entonces se podía acceder a este lugar.

Sin embargo, tras la demanda de los hijos, la aseguradora alegó que se trataba de un suicidio y, en consecuencia, no se podía exigir la cuantía contemplada en la póliza, al ser un accidente provocado intencionadamente por el beneficiario y haber sido causado por mala fe. Entre otras cosas, el fallo establecía que los demandantes no habían acreditado suficientemente que el accidente se debiera a un hecho fortuito, por lo que existía duda de que fuese un suicidio.

Sin embargo, tras el recurso interpuesto, la Audiencia considera que en la duda entre caso fortuito o mala fe "no se presume la segunda". Además, se refiere a uno de los guardias civiles que instruyó el atestado, que manifestó que es factible que la muerte fuera accidental y no involuntaria, y no se disponen de elementos objetivos para asegurar que fue un suicidio. Asimismo, es igualmente factible que por un error humano, una persona pueda caer por el precipicio con el vehículo.

Por ello, la Audiencia estima el recurso de apelación interpuesto por los hijos del fallecido y revoca la sentencia anterior del Juzgado de Santoña, de forma que condena a la aseguradora al pago de 24.000 euros.