Dos hombres han aceptado este lunes en la sección primera de la Audiencia de Valencia cumplir sendas penas de tres años y tres años y medio de prisión por intentar robar a un anciano de 82 años —al que maniataron, amordazaron, golpearon y amenazaron de muerte— con el que negociaban el alquiler de un local comercial en la ciudad.

Inicialmente, el ministerio fiscal pedía para estos dos hombres, naturales de Armenia, ocho años y tres meses de prisión por un delito de detención ilegal, otro de robo con violencia en casa habitada en grado de tentativa y una falta de lesiones. Sin embargo, finalmente se ha llegado a un acuerdo con la defensa por el que se ha rebajado la pena hasta los tres años, y tres años y medio de prisión —esta pena más alta es para el acusado con antecedentes—.

Los hechos se remontan a finales de 2012, cuando los procesados conocieron a la víctima con el pretexto de arrendar un local comercial de su propiedad, ubicado en la calle En Gil, número 14, de Valencia. Entre otras condiciones, el propietario les exigió que las obligaciones del contrato fueran garantizadas con un aval bancario, según consta en el escrito de calificación fiscal.

El 11 de enero de 2013, sobre las 15.00 horas, los dos procesados acudieron al domicilio de la víctima, en la calle Linterna de Valencia, donde éste residía solo, y le dijeron que tenían el aval requerido.

La víctima les dejó entrar en casa y, apenas cerró la puerta, los procesados le derribaron al suelo de un empujón, le arrastraron hasta el salón y le amordazaron y ataron de pies y manos a una silla con cinta de embalar. Luego le dieron varios golpes y puñetazos para que les dijera donde estaba la caja fuerte, y amenazaron con matarle con una navaja que portaban que no llegaron a mostrarle. Uno de los acusados cogió su cartera y sustrajo 30 euros.

Una vecina del inmueble oyó gritos de auxilio de la víctima y avisó a la Policía, que acudió al lugar media hora después. Tras llamar varias veces al domicilio, los acusados abrieron la puerta y fueron detenidos por agentes de Policía.

Como consecuencia de la agresión, la víctima sufrió una equimosis en el hombro derecho y lesiones dérmicas en la cabeza que, con una primera asistencia, curó sin secuelas a los cinco días. Ha renunciado a la indemnización que pudiera corresponderle por estos hechos.