Más de 25.000 personas en Asturias podrían desarrollar algún tipo de demencia

Más de 25.000 personas en Asturias podrían desarrollar algún tipo de demencia, según un estudio de la Sociedad Española de Psicogeriatría (SEPG). Los últimos datos del INE de 2011, las enfermedades con mayor aumento de mortandad en 2011 en términos relativos fueron las del sistema nervioso que, con un 5 por ciento, son la cuarta causa de muerte. Encabezadas por las demencias, principalmente el Alzheimer, con 11.907 fallecidos, más del doble que en 2000.
Sociedad Española de Psicogeriatría
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Más de 25.000 personas en Asturias podrían desarrollar algún tipo de demencia, según un estudio de la Sociedad Española de Psicogeriatría (SEPG). Los últimos datos del INE de 2011, las enfermedades con mayor aumento de mortandad en 2011 en términos relativos fueron las del sistema nervioso que, con un 5 por ciento, son la cuarta causa de muerte. Encabezadas por las demencias, principalmente el Alzheimer, con 11.907 fallecidos, más del doble que en 2000.

En este contexto la OMS matiza que la prevalencia de la demencia como término medio y a nivel mundial puede llegar al 12,5 por ciento para personas de entre 65 y 85 años, alrededor de 25.646 en el caso de Asturias si se tiene en cuenta a la OMS, ya que del 1.075.183 habitantes de Asturias alrededor de 205.170 están en esta franja de edad.

Un índice que dicho organismo eleva al 40 por ciento en el caso de mayores de 85 años, es decir, 15.727 del total de 39.319 que superan los 85 en Asturias. Además se prevé que el número de personas con demencia se duplique prácticamente cada 20 años en todo el mundo: de 65,7 millones en 2030 a 115,4 millones en 2050 lo que convierte a la atención a la demencia en un obligado reto de primer orden a nivel personal, familiar, social, sanitario y económico.

Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) aplicadas a la psicogeriatría (rama de la medicina que trata las enfermedades mentales de las personas mayores) pueden mejorar estas estadísticas y previsiones ya que permiten, entre otros beneficios, intervenir en los trastornos mentales de los mayores de forma más natural, permitiendo la observación, monitorización e intervención de los pacientes en su entorno y medio habitual, según explican desde la Sociedad Española de Psicogeriatría.

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