Botellódromo sí o botellódromo no. Los argumentos a favor esgrimen que es más seguro que los jóvenes cuenten con un lugar controlado donde concentrarse. Los detractores, en cambio, creen que la creación de estas zonas son una incitación a beber. Sea como sea, en Andalucía han terminado por triunfar estos espacios. De las ocho provincias de la comunidad, cinco tienen un botellódromo. Son Granada, Córdoba, Jaén, Huelva y Cádiz. El resto lo han descartado.

Sevilla estuvo cerca de contar con un recinto de este tipo, hasta el punto de que el anterior equipo de Gobierno del socialista Alfredo Sánchez Monteseirín comenzó las obras de adecuación en la antigua bancada de la Expo. Pero el actual Consistorio de Juan Ignacio Zoido (PP) ha terminado por descartar la opción.

"El botellón sigue siendo un problema en Sevilla, sobre todo en la calle Betis, en Viapol, el parque de la Feria...", explica Dolores Dávila, presidenta de la Plataforma por el Derecho al Descanso. Para ellos, el botellódromo "no es la solución". Lo que "hace falta es un espacio con alternativas de ocio para los jóvenes, que es lo que ellos demandan", señala Dávila, que le otorga «un suspenso» al alcalde, Juan Ignacio Zoido, "porque prometió que lo solucionaría y no lo ha hecho".

Los ocho ayuntamientos andaluces han asegurado a 20minutos que el botellón es un tema "controlado" en sus ciudades. Pero los vecinos no opinan lo mismo. "Generan mucho ruido y suciedad", dice Lola Boloix, presidenta de la asociación de vecinos Bajo Albayzín de Granada. "Hay poca policía y muchos de los botellones se realizan en zonas peatonales, por lo que es difícil acceder", continúa.

La Junta aprobó en 2006 la Ley Antibotellón, que contempla sanciones de hasta 600 euros para los ciudadanos que beban en la calle. En Málaga se interpusieron el pasado año 4.030 multas; en Sevilla, 5.499; y en otras ciudades más pequeñas, como Cádiz, 535. Igualmente se está persiguiendo la convocatoria de macrobotellones. Recientemente se ha impuesto en Málaga una multa de 4.000 euros a una joven que convocó un evento de este tipo a través de Facebook.

En Madrid no hay un botellódromo oficial. Hace años se valoró la idea, pero finalmente nunca se materializó. Tampoco lo hay en Barcelona, aunque en ambas ciudades existen muchas zonas fijas donde los jóvenes se reúnen a beber. El Consistorio de Valencia se ha negado, al considerar que es una incitación a la bebida. El botellódromo se ha descartado igualmente en Zaragoza.