El Gobierno de Canarias declara BIC dos obras del pintor tinerfeño Manuel Martín

El Consejo de Gobierno del Gobierno de Canarias ha acordado este jueves declarar como Bien de Interés Cultural (BIC) 'Tierras de Tinguaro' y 'Playas de Chimisay', dos obras del artista tinerfeño Manuel Martín González (1905 en Guía de Isora - 1988 La Laguna).

El Consejo de Gobierno del Gobierno de Canarias ha acordado este jueves declarar como Bien de Interés Cultural (BIC) 'Tierras de Tinguaro' y 'Playas de Chimisay', dos obras del artista tinerfeño Manuel Martín González (1905 en Guía de Isora - 1988 La Laguna).

El pintor tinerfeño está considerado como uno de los mejores paisajistas isleños del siglo XX, tanto por sus composiciones artísticas como por la excepcional comprensión del medio natural de Canarias.

Ubicadas en la Basílica de Candelaria, en la isla de Tenerife, se encuentran entre las piezas más relevantes de las manifestaciones creativas asociadas a la devoción mariana, incorporando, en consonancia con su poética creativa, los valores paisajísticos centrados en la geografía árida y abrupta, especialmente de los secanales sureños tratados con refinamiento, para plasmar soledades agrestes.

Expuestas a los pies de la nave del templo son, además, la expresión de la austeridad que caracteriza a esta zona sur de la isla. Representan por un lado las tierras de Chinguaro y por otro las playas de Chimisay, tal como se supone la contemplaron los aborígenes cuando entró en escena la aparición de la Virgen, antes de la conquista del archipiélago.

Manuel Martín González realizó estas magníficas obras por encargo del obispo Domingo Pérez Cáceres. Su técnica es encaústica sobre lienzo, con un formato de 4,60 por 2,30 metros, cada una.

Martín González, considerado como uno de los mejores paisajistas canarios del siglo tuvo una formación autodidacta y mostró desde muy pequeño dotes para el dibujo y la pintura.

Comenzó como dibujante publicitario vinculado a la empresa Litografía Romero, y a los 21 años emigró a Cuba, donde continuó con esta labor. Regresó a Tenerife en 1932, manifestándose ya como notable pintor y participando de manera activa en la vida intelectual de Santa Cruz.

Formó parte de la junta directiva del Círculo de Bellas Artes cuando éste estuvo dirigido por el acuarelista Francisco Bonnín. La identidad de Martín González como paisajista destaca por apartarse de los tópicos de la exuberancia, para centrar en sus lienzos un nuevo paisaje gris, ocre, de montaña pelada, piedra volcánica o barrancos inhóspitos.

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