Coque Malla: “¿La mayor locura que he hecho por una mujer?... Tener una hija con ella”

Coque Malla posa en el National Geographic de Madrid, en fundado en su traje de rockero dandi.
Coque Malla posa en el National Geographic de Madrid, en fundado en su traje de rockero dandi.
BELÉN CERVIÑO
Coque Malla posa en el National Geographic de Madrid, en fundado en su traje de rockero dandi.

Pocas veces sucede que un artista con un pasado popular consiga forjarse fácilmente una carrera con nombre propio. Coque Malla (Madrid, 1969) se sacudió con naturalidad el peso de dos décadas de Los Ronaldos y ahora revisa sus discografía en solitario con 'Mujeres'. Entiende este recopilatorio, para el que ha grabado duetos con voces femeninas de varias generaciones (de Jeanette o incluso su madre a Leonor Watling, Alondra Bentley y Anni B Sweet), como una película que resume su vida.

Para la gira (10 de mayo, en Barcelona; 11, Bilbao; 17, Valencia; 18, Murcia; 31; Madrid; 1 de junio, Valladolid; 28, Guadalajara; 29, San Sebastián) está convocando a mujeres anónimas a través de redes sociales para que le den la réplica sobre el escenario. Charlamos con él de su reciente paternidad, de su casi olvidada faceta de actor y, cómo no, de las mujeres que han marcado su vida y su música.

Mujeres es un repaso a tu trayectoria profesional en solitario. ¿Por qué has sentido la necesidad de volver la vista atrás ahora?

Mis cuatro discos en solitario son muy intensos, están emocionalmente al límite. Soy un astronauta más [1999] lo hice en una época muy convulsa; Sueños [2004] era una reflexión sobre la realidad filosófica, muy tremendo; La hora de los gigantes [2009], un pequeño remanso de paz... Pero luego llegó la pasión en 'Termonuclear' [2011], sobre el romance de la manera más bestia.

Ahora las cosas se han asentado, estoy muy tranquilo. Siento que algo se ha relajado, no sé exactamente qué ni si me apetece saberlo... lo  tenía dentro desde hace unos 15 años, cuando empecé con mi carrera en solitario. Era algo que perseguía y no sé bien si lo he conseguido o me he dicho 'Bah, paso, lo dejo correr'. Esa tranquilidad me ha creado la necesidad de revisar, como el que repasa cartas antiguas o coge un álbum de fotos, estos 15 años tan intensos, tan al límite.

¿No te veías haciendo un disco nuevo?

No tenía necesidad de emprender una nueva aventura. Eso es para mí un disco: una aventura emocional, artística, intelectual...  Al menos, yo lo vivo así. Recojo las vivencias de la época en la que estoy componiendo y grabando, mi material de trabajo son las cosas que me pasan. Realmente, no me apetecía empezar un viaje más ni estaba en un punto vital para meterme en un lío.

¿Por qué, en concreto, te has acompañado de mujeres (y no de hombres)?

Porque al revisar las canciones me he dado cuenta de que todos esos viajes, toda esa intensidad emocional, esa búsqueda... venían provocados por relaciones sentimentales o fantasías o lo que fuese, pero en el noventa por ciento de los casos por una mujer. Las protagonistas de mis canciones son ellas, tenía todo el sentido del mundo que un repaso de mi historia musical (y, de alguna manera, personal) se llamase 'Mujeres'.

¿Entonces, las relaciones con las mujeres es lo que más ha marcado tu vida personal y, a la vez, tus composiciones?

En eso no soy muy original. Al final hablas, o más bien, debes hablar, de lo que tienes cerca. Cuando un compositor escribe sobre cosas que le son ajenas, se nota mucho. Las canciones no transmiten. Por eso creo que debes escribir sobre lo que te conmueve para poder conmover a los demás.

¿Y cuál es la mayor locura que has hecho o estarías dispuesto a hacer por una mujer, aparte de componer una canción?

¿La mayor locura que he hecho por una mujer? [Piensa durante un tiempo]. Tener una hija con ella. Esa es la mayor locura y la más maravillosa que he hecho con una mujer.

En este disco te acompañan desde cantantes y actrices veteranas como Ángela Molina y Jeanette hasta voces jóvenes como María Rodés, Anni B Sweet o Alondra Bentley. ¿Cómo has reunido a este interesante grupo de féminas?

Por un lado, participan tres mujeres muy cercanas a mí y esa es una parte fundamental en el disco. Tenía que haber mujeres con las que tuviese una relación muy estrecha y que me conociesen muy bien y yo las conociese muy bien a ellas, para darle credibilidad a eso que intento representar que es mi relación con ellas. Ese espectro lo cubren mi madre, lógicamente; Laura Gómez Palma y Vilma, amigas íntimas desde hace muchos años. He vivido un montón de cosas con ellas y quería que estuviese esa verdad, que hubiese una relación de verdad. Sobre las demás, a algunas las conocía un poco y a otras no las conocía en absoluto pero me gustaba lo que hacían. En mi cabeza empecé a imaginar quién sí, quién no... Están las que tienen que estar, quienes realmente han entendido y se han enamorado del proyecto desde el primer momento. Todas, de una manera u otra, son autoras, escriben canciones. Mi madre y Ángela, no, son actrices, pero han hecho y han leído todo el teatro del mundo y saben que esto es una historia. Han entendido que no es un disco de duetos sin más, tipo Coque y amigos, ni una fiestecilla... es otra cosa. Cada canción está ahí por algo y hay un fino hilo que las une a todas. Ellas como autoras han entendido el concepto.

¿Y cómo asignaste a cada una su canción?

No sé explicar el proceso exacto, es intuición, les vienen como un guante a cada una de ellas, como un vestido hecho a medida. Primero elegí las canciones, los capítulos de la historia que quería contar. Luego iba imaginándome cada tema interpretada por una de ellas y me pegaba. Para  Lo intenta en seguida pensé en Ángela Molina; Una moneda era perfecta para la vocecita de Jeanette; La carta, para mi madre, porque me encantaba la idea de una muy bestia y salvaje con ella... lo que se hubiese esperado de un cantante haciendo una colaboración con su madre sería algo bonito y, todo lo contrario, esta una canción muy salvaje y muy violenta y eso le ha dado una dimensión más potente.

Para rizar el rizo, has lanzado una convocatoria, Coque Malla busca mujeres, para que chicas anónimas te acompañen durante la gira de presentación. ¿Cómo se te ocurrió?

Mujeres es imposible de reproducir en directo, porque cada vez tengo más claro que es como una película: cuarenta minutos con sus 11 canciones, una detrás de otra, tan especial y tan bien rodado que se ha convertido en una pequeña película de mi vida. Hemos conseguido darle un halo de historia, eso lo ha convertido en un filme con banda sonora. Entonces, es imposible de representar en directo. Se podría quizás hacer un concierto único preparado con mucho tiempo y mucho mimo, pero llevarlo a una gira de un año y pico no tiene sentido. Lo que ocurrió en ese plató durante aquellos tres días es irrepetible.

Pero lo que sí se puede trasladar a la gira es la idea de establecer un diálogo entre las fantasías de mis canciones y yo. 'Mujeres' también es eso. Hasta ahora mi música había sido un monólogo, producto de mi imaginación, y ahora, ¡pum! aparecer una mujer ahí, el personaje femenino se materializa. Fue la mejor solución que encontré, y al final se ha convertido en una idea interesante en sí misma. El hecho de que chicas anónimas estén versionando mis canciones, grabando un vídeo, enviándolas, que yo seleccione a las aspirantes y hable con ellas sobre cómo lo vamos a hacer es porque obviamente no quiero un karaoke. Está siendo un trabajo muy interesante y le está dando una dimensión a la gira que antes no tenía.

Con este nombre, alguna fan habrá creído que buscas novia o ligue. ¿Te ha llegado alguna declaración de amor?

Ya estáis... [risas]. Siento decepcionaros, pero no, de momento no ha habido morbo ni fantasías sexuales que se puedan contar. Son todas chicas muy decentes y recatadas. Tiene su gracia, hay voces bonitas, algunas menos, otras que lo hacen por divertirse. Algunas no son cantantes, pero otras son muy buenas, incluso tocan el piano o la guitarra y se nota se quieren dedicar a la música.

Con Anni B Sweet interpretas 'No puedo vivir sin ti'. ¿Eres consciente de que una generación más joven ha podido llegar a tu música gracias a este tema que se utilizó para una campaña de Ikea? ¿Qué representó este boom para tu carrera?

Yo creo que no fue gracias al anuncio de televisión, fue por la canción. Hay montones en la tele y no ocurre eso. Cuando una canción funciona así es porque llega al corazón. El vehículo en este caso era una campaña muy bien hecha y muy elegante, donde no había un locutor sino que solo sonaba la música, por eso acepté. Me han ofrecido millones de campañas para composiciones de Los Ronaldos o mías y siempre he dicho que no, porque no me gusta que la gente acabe asociando las canciones a algo que no tiene nada que ver con ellas. Pero este caso era especial. Vamos a ver: hoy en día no hay programas de música en televisión, no se puede sonar en la radio, la gente no compra discos... un buen vehículo para emitir tu canción, si tienes suerte, es la publicidad. Porque es uno de los pocos medios de difusión masiva que nos queda, aparte, claro está, del boca a boca, las redes sociales o Spotify.

En el disco haces un dueto con Leonor Watling de una de las canciones más bonitas de tu carrera, Berlín. ¿Te has sentido tentado de marcharte a otro país?

Yo soy como Lou Reed, que decía que llevaba treinta años intentando salir de Nueva York y nunca lo conseguía. Con Madrid me pasa algo parecido. Miles de veces me he planteado irme y, de hecho, ahora vivo en el campo pero muy cerca y voy a menudo. Madrid al final es como una trampa mortal que no puedes abandonar. Sí que es algo que me gustaría hacer, simplemente para vivir la experiencia de sentirme extranjero. Pero ahora tengo una hija y eso lo complica. Berlín es una ciudad muy inspiradora y agradable, pero yo prefiero visitarla por placer.

¿Qué te indigna de la situación actual?

No hay nada que me crispe, la verdad. Me da la sensación de que nunca voy a saber la verdad. ¿No estarán intentando desviar nuestra atención? Es una maquinaria absolutamente perversa y tan compleja... Hay tantos intereses en los medios que nunca sabré qué narices está pasando en este sistema aberrante que hemos creado. Más que indignación me produce casi miedo. Hay gente que se alegra y dice: por fin han desenmascarado a los corruptos. A mí me huele mal. ¿Por qué nos están contando esto ahora si ha pasado siempre? La clase política y la realeza han estado corruptas y podridas en todos los países y todas las épocas. ¿De repente los hemos pillado? No me lo creo, me parece un señuelo. La maquinaria del poder y los medios funciona sola y está estropeada desde el corazón y desde el principio de los tiempos.

¿Ser padre te ha cambiado?

No lo sé... es algo muy lento y progresivo, no ocurre de la noche a la mañana. Hablas con muchos padres y te dicen: ya verás, cambia todo, te cambia la perspectiva. Yo no he sentido esto así, bum, de un día para otro. Llevo ocho meses siendo padre, es poco tiempo. Te van pasando cosas misteriosas por dentro que intuyes y no entiendes del todo. Te salen risas, no sabes muy bien por qué... son rincones de tus emociones.

¿Qué hay de tu carrera como actor, te da pereza retomarla? ¿Qué debería tener un proyecto para que te volviese a tentar el cine?

Tampoco es algo que aparcas o no. Son las circunstancias, y sobre todo la energía que le pones. La profesión de actor es muy seria, hay que dedicarle la vida entera, las 24 horas. Y yo eso se lo dedico a la música. Me paso el día con una guitarra en la mano pensando en canciones, en conciertos, en el próximo disco, la web... Toda mi pasión la pongo en ello, no he dedicado al cine energía suficiente. De vez en cuando alguien piensa '¡Cómo molaría Coque para este papel!', si resulta que a mí me gusta y no me coincide con una gira o un disco, pues de vez en cuando aparezco en una película.

Comenzaste con Los Ronaldos a los 15 años. Siendo tan joven, ¿te llevaste muchos palos?

Ninguno. Me lo he pasado como un enano, he sido muy afortunado y he trabajado como una bestia, eso sí, pero palos no me he llevado. Sería injusto y una mentira que lo dijese. Desde los 15 hago exactamente lo que me gusta y me ha ido muy bien.

¿Crees que te perdiste algo por el camino al meterte tan de lleno en la música?

No, el escenario es mi prioridad absoluta y estoy todo el día en uno o trabajando para subirme a él. Es mi vida, mi lugar, siempre quiero estar ahí. Cuando me bajo es cuando me pongo nervioso [risas].

Cierto, en alguna ocasión has dicho que cuando estás en el escenario eres y cuando te bajas de él desapareces. ¿Qué tiene que tanto poder ejerce sobre ti?

Es difícil de explicar. Allí me siento completo. Cuando bajo empiezan los problemas. Igual que quien se sube a un escenario y se pone a hacer el torpe, a sudar, se cae... Pues a mí eso me pasa al bajarme.

¿Qué balance haces de estos más de 25 años de carrera? ¿Te ves otros 25 más, al estilo de grandes como Mick Jagger, Neil Young o Bob Dylan?

Hombre, Dylan y Neil Young hay solo uno. Pero sí, claro, no es lo que me gustaría sino que así es como va a ser, es inevitable. Porque no es algo que tú eliges, se trata de algo que te ocurre.

"Somos una familia de titiriteros, es lo que hay"

Su padre, Gerardo Malla, es actor y, sobre todo, director de teatro. También su madre, Amparo Valle, ha protagonizado muchos largometrajes y series de televisión. Según Coque, no les decepcionó que tomara otro camino. "Ellos posiblemente lo intuían y lo observaban en mí desde pequeñito. Cuando uno se dedica a esto se le ve el plumero, no viene un buen día tu hijo y te dice 'Voy a ser músico'. Va ocurriendo poco a poco y de una manera natural".

Su hermano Miguel eligió la misma profesión: ha tocado el saxo con Mastretta y en su grupo Racalmuto y pasó por Los Ronaldos y Las Ruedas. "A los dos nos gustaba muchísimo la música", dice Coque, y ambos han probado el cine. Miguel, componiendo bandas sonoras; Coque, en películas como 'Nada en la nevera'. "Somos una familia de titiriteros y es lo que hay. No me veían como abogado, desde luego".

Mostrar comentarios

Códigos Descuento