Keith Haring contra el abuso de poder, la desigualdad social, el racismo, la homofobia...

  • El Museo de Arte Moderno de la Villa de París expone una de las mayores retrospectivas del artista y se centra en el mensaje político de sus obras.
  • La colección de 250 piezas refleja la lucha de Haring contra la amenaza de una guerra nuclear, el 'apartheid' sudafricano o el tabú en torno al sida.
  • Desde los comienzos de su carrera defendió la justicia social y acusó a las estructuras de poder de convertir a los individuos en una masa despersonalizada.
Obra de Haring presente en la exposición 'Keith Haring / The Political Line'
Obra de Haring presente en la exposición 'Keith Haring / The Political Line'
Collection Keith Haring Foundation - © Keith Haring Foundation
Obra de Haring presente en la exposición 'Keith Haring / The Political Line'

Las figuras humanas fluorescentes y dinámicas de la obra de Keith Haring (1958-1990) se convirtieron en símbolos callejeros indispensables en el floreciente arte callejero de Nueva York en los años ochenta. Las composiciones cada vez eran más complejas, los muñecos temblaban, se contorsionaban, creaban situaciones extrañas entre la coreografía y el surrealismo.

Incansable y prolífico, se basaba en un revoltijo de estilos —entre los que estaban el pop, el arte aborigen y el africano— para crear obras puras y lúdicas, despojadas del peso teórico del arte canónico, pero Haring no vivía fuera del mundo: combinó su lenguaje personal con el activismo y fue un defensor de la justicia social y la libertad individual. Un año antes de morir, ya portador del virus del sida, creó de la Fundación Keith Haring para ayudar a diversas organizaciones en la lucha contra la enfermedad.

Keith Haring / The Political Line (Keith Haring / La línea política), en el Museo de Arte Moderno de la Villa de París hasta el 18 de agosto, es una de las mayores retrospectivas sobre el artista nunca organizadas y presta especial atención al contenido político de la obra de un autor que optó desde el principio por la calle como escenario para una comunicación directa con el público.

Comentarios ácidos

En los albores de su carrera, Haring utilizó los espacios publicitarios del Metro de Nueva York para desarrollar con tiza sus particulares iconos humanos con escenas alegóricas sobre el entendimiento y la igualdad. La colección de 250 piezas aúna testimonios de esos comienzos, trabajos sobre lienzos y lonas y una veintena de obras monumentales.

Tras la fama siguió frecuentando los escenarios públicos para llegar al mayor número de personas posible. A través de sus ilustraciones hizo comentarios ácidos sobre el capitalismo, denunció el tabú en torno a la epidemia del sida; luchó contra el racismo, la violencia y la injusticia en todas sus formas y puso énfasis en su oposición al apartheid de Sudáfrica, la amenaza de la guerra nuclear, la destrucción del medio ambiente y la homofobia.

"Yo soy yo. Puede que me parezca a ti, pero si me miras más de cerca te darás cuenta de que no me parezco a ti en nada. Soy muy diferente", escribió en 1978 en sus diarios. Los perros ladrando y el hombrecillo destrozado por manos gigantescas o rompiendo el palo que antes lo ha azotado son símbolos recurrentes en los trabajos del artista para mostrar una oposición a las estructuras de poder y a la autoridad que desindividualiza a la persona y la transforma en masa con la amenaza de ser estigmatizada si trata de escapar. El colonialismo, la discriminación racial, la explotación y el abuso de poder son algunos de los temas que más afectaron a Haring y lo hicieron reaccionar con pasión en la elaboración de murales, carteles y lonas.

El cerebro convertido en televisión

El cerebro de la gente convertido en televisión, las pantallas de ordenador con explosiones atómicas... Haring anunciaba en los años ochenta el riesgo que suponían las nuevas tecnologías para las personas y para el mundo natural, el peligro de reemplazar la realidad por lo que apareciera en una pantalla. También se mostraba indignado hacia la capacidad destructiva del ser humano, capaz de "determinar el futuro del planeta" y amenazándose a sí mismo con la extinción: Haring creó una serie de trabajos con visiones apocalípticas relacionadas con los horrores de la guerra nuclear.

Cuando fue diagnosticado como seropositivo en 1988, no sabía cuánto tiempo le quedaba de vida.  Decidió utilizar su trabajo para concienciar sobre la importancia del sexo seguro. Reflejó el tormento de la enfermedad (entonces mortal y sin posible tratamiento) en ilustraciones de espermatozoides diabólicos o esqueletos orinando sobre plantas que en el siguiente panel volvían a la vida. El artista reflexionaba así sobre la poca importancia que tenía su permanencia (y la de cualquiera) en el mundo. Las flores seguirían brotando.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento