La difícil tarea de ser un imbécil

Pep Vila, del Els Joglars, ayuda a 16 actores zaragozanos a explotar el ridículo como técnica interpretativa.
Pep Vila, a la izquierda de la imagen, con un grupo de alumnos del Curso de imbecilidad.
Pep Vila, a la izquierda de la imagen, con un grupo de alumnos del Curso de imbecilidad.
Pep Vila, a la izquierda de la imagen, con un grupo de alumnos del Curso de imbecilidad.
Ser un imbécil, o parecerlo, es de gran ayuda en la difícil tarea de hacer reír a los demás.  Entre gigantescas narices coloradas, llamativos disfraces y casi sin articular ni una palabra, 16 actores zaragozanos aprenden esta semana a exprimir al máximo el poder humorístico de sus propios ridículos.

Pep Vila, de Els Joglars, ejerce de guía humorístico en este Curso de imbecilidad organizado por el Centro Dramático de Aragón y la Escuela Municipal de Teatro.

«El niño que todos llevamos dentro se acaba convirtiendo en un imbécil, y es un personaje con muchas posibilidades», explica el veterano actor. El secreto, añade, está en aprovechar el punto de locura que domina en la normalidad.

En tres días de trabajo duro y bajo la estricta supervisión de Pep Vila, los actores ya han aprendido los trucos básicos de un buen clown y son capaces de arrancar las carcajadas de la clase.

Ser espontáneos, muy autocríticos y conseguir la complicidad del auditorio son las claves del éxito. «Los imbéciles no buscan estrategias, se meten en medio hasta que la acaban liando», les explica su profesor.

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