Los lectores responden a la pregunta del millón: "Que el fin del mundo me pille trabajando"

Ilustración del número 10 de 'el mensual' de la pregunta del millón.
Ilustración del número 10 de 'el mensual' de la pregunta del millón.
CARLOS PAN
Ilustración del número 10 de 'el mensual' de la pregunta del millón.

La manecillas del reloj del Juicio Final pronto marcarán las 12. La huestes del apocalipsis acaban de anunciarlo. Lo han soltado por televisión y Twitter, así, sin excesivo dramatismo. Como el anuncio en lengua germana de una Troika Final dirigido a un mundo periférico que no merece más subsidios de oxígeno. Se acabó. Punto y final. Las cucarachas están de júbilo. Los octópodos se frotan sus patitas resguardados bajo el mar. ¿Pero qué pasa con los pobres humanos? ¿Cómo pasarán sus últimas horas?

A juzgar por las respuestas de los lectores de 'el mensual' de 20minutos, el apocalipsis ya no es gran cosa, acostumbrados como estamos a la espectral prima de riesgo... Hay quienes tienen nervios de acero y saben cómo hacer de una hecatombe un show posnuclear. "Me sentaría a disfrutar del espectáculo", explica JMReyes. Pirotecnia cósmica. Salto multitudinario cual lemmings buscando el vacío. El Cirque del último Soleil sin red.

Pero a pesar de este espectacular inicio, lo que prima en la mayoría de nuestros lectores es la clásica escatología mediterránea. "Haciendo unas lentejas, para quitarle hierro al asunto", nos dice @sombradelsauce. "Comiendo con mis amigos y familia mis platos preferidos", incide @Romana40. A barriga llena cataclismo contento, reza el refranero. Así que pueden escoger el menú: Macarrones del Fin del Mundo, o Mousse del Armageddon o las sabrosas Patatas a la Rioja Extinta, o quizás la Paella de las Últimas Cigalas Coleantes. Y luego toca café, copa y puro. "Con mi familia , tomando café y sin parar de morderme las uñas. Más real no me lo puedo imaginar", dice @lakenoarde. Dejemos la uñas fuera, si lo prefieren, del menú definitivo.

Existe otro tipo de lector. El impertérrito. El que sabe que eso del apocalipsis tiene una _importancia relativa o que no merece más atención que un simposio internacional sobre la vida sexual de los anélidos. "Seguiría el mismo horario de cada día, exactamente", explica Gemelo. "Espero que el fin del mundo me pille trabajando", confiesa @encarnabonillo. Y es que tal como está el patio, a quién le puede importar un fin del mundo cualquiera. No vayamos a tener un Juicio Final por encima de nuestras posibilidades y nos cargue Merkel el muerto. Pero no se preocupen los más sensibles, que pronto llegan las postales típicas del ocaso de la vida. "En la playa con mi perro", dice @mazombys o "Pescando", esgrime @Cocomar2006. "Dando un placentero paseo por mi playa y despidiéndome de mi bahía de Algeciras", evoca @_AOrdoHerr. Solo esperamos, ante tan enternecedoras odas al amor marítimo, que este fin del mundo no tenga el clásico desenlace de un descomunal tsunami.

Ocurre también que nos acordamos de los seres queridos. No es mucho. De igual modo reaccionaron los trilobites en la última extinción. Y no íbamos a tener menos corazón que un fósil. "Los pasaría sin odio, amando y disfrutando de que ya nada importase", alega @vocessecuestrada. "Con la barriga llena de vino y una mujer en mi lecho", dice @r4v3nsoulheart. "Tranquilo y diciendo a las personas que quiero, eso, que l@s quiero", nos emociona Blad. "Celebrando el amigo apocalíptico con todos mis amigos, y brindando porque el fin del mundo nos pille bailando", suelta @MarinaMSanz. ¿Qué tipo de regalos incluiría el amigo apocalíptico? ¿Máscara antigas? ¿Búnker portátil?

Así que unos bailando, y otros amando, y otros trabajando, pues está muy bien amar al jefe en estos difíciles momentos. ¡Súbanles el sueldo! Es solo por unas horas. Y hasta aprovechamos el tiempo perdido y pensamos en secuestros exprés. "Iría a ver a mi exnovio, y me lo llevaría a mi casa", dice @Irvili. Terrible profecía la de la invasión de los ex. Los mayas temblaron al descubrirla. Nunca la picaron en piedra, tal era el canguelo. El fin nos conmueve: "Sacando a bailar a la fea del baile", como rectifica @sombradelsauce ante el enorme esfuerzo de hacer lentejas. O "Mirando a mi hijo y riendo con él", dice @Nolasco4. ¡Snif!... Y hasta los más descorazonados encuentran en estas horas la esquiva virtud. ¿Se han preguntado cómo aprovecharían sus últimos momentos los trolls de Internet? "Buscaría al becario de 20 minutos, el que me borró los comentarios sin motivo, lo invitaría a tomar café...", se pone conciliador Naranjo. Solo dos palabras antes de proseguir –aquí no hay apocalipsis que valga– con los últimos insultos contra un becario tan imaginario como este fin del mundo que juntos hemos soñado.

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