La Guardia Civil detiene a ocho personas implicadas en un robo de hachís entre bandas

Incautan una tonelada de hachís, 40 teléfonos móviles, más de 2.800 euros, varias armas y cuatro vehículos.
Operación Guinda
Operación Guinda
EUROPA PRESS/GUARDIA CIVIL
Operación Guinda

La Guardia Civil ha culminado la denominada operación 'Guinda', desarrollada en Málaga y en la que ha desmantelando una organización delictiva dedicada a la introducción y distribución de grandes cantidades de hachís en España.

A esta red se le imputan los delitos de Tráfico de Drogas, Estafa, Cohecho, Falsificación de documentos públicos y pertenencia a Organización Criminal.

Durante las distintas fases de explotación, se han practicado diferentes registros domiciliarios en las localidades malagueñas de Vélez-Málaga, Rincón de la Victoria y Málaga capital, donde se encontraban asentados la mayoría de los miembros de la organización delictiva investigada.

Con esta operación ha quedado totalmente desarticulado este grupo delictivo, donde algunos de sus integrantes mostraron su deslealtad al mismo efectuando el robo de un alijo simulando una aprehensión policial, en la que participó un Policía Local en activo en complot con los "traidores" del grupo, incluso a instruir un atestado policial falso para dar credibilidad a dicha aprehensión, según han informado desde la Guardia Civil en un comunicado.

La operación se inició a raíz del falso atestado, instruido por el Policía Local implicado en el robo del alijo, que fue destapado por un abogado que se personó en el Cuartel de la Guardia Civil de Coín (Málaga) para interesarse por dichas actuaciones respecto a la aprehensión de un alijo de hachís, llegando a presentar incluso el atestado que por dicho motivo había instruido dicho cuerpo policial.

Tras comprobar la falsedad de las diligencias, se averiguó que siguiendo las instrucciones del líder de la organización, el letrado se presentó ante la Guardia Civil para verificar el referido atestado, que trataba de la aprehensión de un alijo de 1.100 kilogramos de hachís en el interior de una furgoneta estacionada en el parking de un centro comercial.

Así, describió como una patrulla de la Policía Local habría denunciado y retirado por la grúa municipal un vehículo mal estacionado, descubriendo fortuitamente en su interior varios fardos de hachís con un peso de 1.100 kilogramos, procediendo a su aprehensión e instrucción de diligencias, incorporando a las mismas fotografías de los fardos en las que se apreciaban sus marcas propias.

Durante el examen de la furgoneta retirada por la grúa se pudo verificar que en la misma se había trasladado una cantidad indeterminada de hachís; por lo que cobró fuerza la hipótesis del robo entre narcotraficantes y la supuesta implicación en la trama de un agente policial.

Modus operandi

La investigación vino a determinar que días antes se había producido un alijo de 33 fardos de hachís por las costas malagueñas, los cuales debían ser trasladados en la furgoneta hasta el parking de un centro comercial de la localidad de Coín, en el que ésta se mantendría vigilada permanentemente por dos miembros de la organización y su propio jefe, hasta que los compradores de dicha sustancia estupefaciente la recogieran de dicho lugar.

No obstante, varios miembros del mismo grupo delictivo habían urdido otro plan para apoderarse de la totalidad del hachís, haciéndole creer al jefe del mismo que se había perdido a causa de una acción policial.

Primero, encontraron una vivienda en una localidad próxima, Ojén, en la que se descargarían los fardos de hachís antes de dejar la furgoneta estacionada en el lugar convenido, para ello ofrecieron elevada cantidad de dinero al dueño del inmueble por custodiar el hachís en su vivienda durante tres o cuatro días.

Seguidamente, para darle consistencia al plan, entraba en escena un agente de la Policía Local de Coín, con quien previamente habrían contactado; el cual, a cambio de una indeterminada cantidad de dinero, debía denunciar y retirar con la grúa la furgoneta en el momento en el que lo avisaran para ello —momento que hicieron coincidir con el de la presencia en el parking del propio jefe de la organización, para que éste verificara que la furgoneta se la llevaba la grúa—.

Posteriormente, dicho agente confeccionaría un atestado policial por la incautación de los 33 fardos de hachís —1.100 kilogramos—, haciéndolo en folios blancos con los formatos habituales de diligencias de su unidad, a los que días antes había estampado el Sello Oficial de la Jefatura de la Policía Local de Coín, insertando en el mismo la fotografía de los referidos fardos que habían sido tomadas en la vivienda de Ojén en la que estaban siendo custodiados, con la finalidad de que el jefe de la organización pudiera verificar que las marcas de dichos fardos eran la de los suyos.

Dicho atestado, al día siguiente de la supuesta aprehensión, fue entregado a los miembros de la organización que habían urdido la sustracción; los cuales, a su vez, se lo hicieron llegar al jefe de la misma. No obstante, éste, ciudadano marroquí asentado en la Costa del Sol, dudó de la veracidad del atestado y de sus propios hombres, motivo por el cual confió a un letrado que se interesara por el curso legal del atestado que le había llegado a sus manos.

Avanzada la investigación, se procedió a su explotación, desencadenándose la práctica de ocho detenciones en diferentes localidades de la provincia de Málaga y de diferentes registros domiciliarios. En éstas, se detuvo a todos los integrantes de la organización, desde su líder hasta el encargado de la 'guardería', las personas responsables de facilitar los medios de transporte y del policía local que participó en el "engaño".

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