Añoradas durante años en un país de más tradición 'vueltómana' que de carreras de un día, al menos en lo que a profesionales se refiere, las 'clásicas' se consolidan a la fuerza. Los devenires del calendario, las carestías de patrocinios y los apuros por la supervivencia han acabado creando un fin de semana de clásicas en el panorama español. Como en Bélgica.

Este domingo se celebró en suelo almeriense la 28.ª edición de la Clásica de Almería, una prueba que siempre mantuvo este formato, una de las pocas carreras de un día del calendario español (y una de las pocas supervivientes). En la meta de Roquetas de Mar, tras 182 kilómetros, el australiano Mark Renshaw (Blanco) prolongó el habitual idilio de los velocistas con esta carrera. El gaditano Juan José Lobato, el hombre rápido de Euskaltel, fue el primer español clasificado: cuarto.

Renshaw, un sprinter de segunda fila muy curtido en las competiciones de pista (donde ha logrado preseas olímpicas) y más brillante como lanzador de Mark Cavendish en el desaparecido equipo Columbia-HTC, estrena su palmarés en 2013 y le da una nueva alegría al Blanco, el heredero a la fuerza del antiguo Rabobank. La formación holandesa suma con este nueve éxitos en el arranque de temporada.

Una conversión ante las circunstancias. Tal ha sido la evolución de la Vuelta a Murcia, otrora carrera por etapas que habitualmente se disputaba sobre cinco jornadas y que en 2013, para sobrevivir, tras disputarse sobre tres en 2011 y sobre dos en 2012, se organizó este sábado bajo la fórmula de carrera de un día. La fórmula tuvo su éxito, con un recorrido montañoso de 182,5 kilómetros entre Murcia y un curioso final dentro de la fortaleza de Lorca.

El asturiano Dani Navarro, excompañero de Alberto Contador tanto en el Astaná como el Saxo Bank y que este año ha fichado por el Cofidis francés en busca de galones, se impuso la cita murciana. El holandés Bauke Mollema (Blanco) y el murciano Alejandro Valverde (Movistar) le acompañaron en el podio.