Las dos mujeres que localizaron en un pinar de Chatún (Segovia) el cadáver del bebé abandonado por una joven polaca han declarado que el lugar del hallazgo es muy frecuentado por los vecinos del entorno, que acuden allí habitualmente a recoger setas, y que entonces, el 5 de noviembre de 2011, era temporada para ello a pesar de que la campaña no fue muy buena.

Ambas, madre e hija, han señalado asimismo que el punto justo donde encontraron los restos, junto a un árbol, se encuentra a una distancia no mayor a 200 metros de la carretera, por lo que desde allí se pueden ver pasar los vehículos que transitan por la vía que une Chatún con Mudrián, ya que además se encuentra al mismo nivel de la calzada.

Fue la mujer menor, mientras buscaba hongos en el pinar, al que había llegado en coche con su madre, la que halló en un primer momento el cadáver, totalmente destapado de las prendas con las que supuestamente la madre había protegido al pequeño del frío. Inmediatamente dieron aviso a la Guardia Civil, que se personó en un breve espacio de tiempo.

Así lo han declarado en la vista oral celebrada este lunes en la Audiencia Provincial, que se ha retomado tras la declaración prestada esta mañana por la acusada, Magdalena K. C, de 28 años entonces.

Ocultó su embarazo por miedo al despido

La joven polaca, que comenzó a trabajar para la empresa Viveros La Segoviana de Mudrián en junio de 2011, según ha confirmado su jefa, ocultó su embarazo "por miedo a perder su empleo" y dio a luz en solitario el 30 de octubre de 2011 en Mudrián, tras lo cual se trasladó hasta la vecina Chatún para abandonar al neonato junto a un árbol.

Lo hizo, según ha dicho la propia acusada, en estado de 'shock' y con la intención de que alguien encontrara y recogiera al niño, que finalmente murió asfixiado al tragar el líquido amniótico.

Tanto la jefa de la joven como su entonces pareja sentimental han señalado que desconocían el estado de gestación de Magdalena K. C, quien ante las sospechas y preguntas sobre su posible embarazo aseguró que el tratamiento al que se sometía por un cáncer de útero le provocaba retención de líquidos y el consiguiente abultamiento de su vientre.

Ambos han expresado que en el entorno de trabajo eran por todos conocidos, según la propia joven había contado, los maltratos sufridos en Polonia por su exmarido, con el que tenía tres hijas. También era patente el afecto y amor que sentía por éstas, con quien según los testigos mantenía un contacto telefónico frecuente, "siempre que su ex le dejara hablar con ellas", como ha remarcado su jefa. Asimismo, era habitual oírle manifestar su preocupación por que les faltara dinero.

Precisamente, según ha indicado ella, la decisión de venir a trabajar a España respondía a su deseo de mandar dinero a sus hijas, "desatendidas por su padre". Por esa misma razón alargó su estancia en Segovia, pues la empresa le había ofrecido la posibilidad de ganar un extra por limpiar las viviendas en las que trabajan los temporeros.

Tanto la responsable de Viveros La Segoviana como su ahora exnovio han aseverado que tras el parto, y después de que la joven achacara su malestar a un fuerte dolor de estómago, notaron a ésta relativamente tranquila, quizás algo nerviosa, según su jefa, por las declaraciones que tras los hechos estaba tomando la Guardia Civil a todos los empleados.

Su entonces pareja, incluso, ha señalado que el día del alumbramiento, tras regresar la joven a casa, ésta aseguró que prefería estar sola y que él, en cierto estado de embriaguez tras la fiesta de cumpleaños que celebraron, se fue entonces a dormir y que no conoció la autoría de los hechos hasta que ésta se los confesó cuando las investigaciones de la Guardia Civil ya estaban en marcha.

La vista oral será retomada mañana a partir de las 10.00 horas con la declaración de los peritos, los médicos forenses y los agentes que llevaron a cabo las primeras indagaciones.