Aguirre volvió a Turismo cobrando como asesora 'a dedo' y no como funcionaria

  • Ni Industria, ni Turespaña ni la Secretaría de Estado de Turismo muestran ningún informe, trabajo o recomendación firmados por ella.
  • La expresidenta aseguró que volvía a su puesto de funcionaria.
  • Este lunes comienza a trabajar para la firma de cazatalentos Seeliger y Conde.
Esperanza Aguirre con José Manuel Soria durante un acto público.
Esperanza Aguirre con José Manuel Soria durante un acto público.
Kote Rodrigo / EFE
Esperanza Aguirre con José Manuel Soria durante un acto público.

Esperanza Aguirre quiere demostrar que puede "ganarse la vida" en la empresa privada después de 30 años ocupando cargos en la Administración Pública. Este lunes se incorpora con fuerzas renovadas a su nuevo destino laboral en la firma catalana de cazatalentos Seeliger y Conde. Atrás deja el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, donde apenas ha estado tres meses y donde ha cobrado por realizar una labor de asesoría que el organismo no es capaz de justificar.

La dirigente anunció su dimisión como presidenta de la Comunidad de Madrid el 17 de septiembre de 2012. Al día siguiente, el ministro José Manuel Soria anunció que su compañera de partido le había pedido el 'reenganche' en el Cuerpo de Técnicos de Información y Turismo del Estado.

Había accedido al mismo a través de oposición pública —fue de las primeras de su promoción— en 1976. Allí ocupó la jefatura del servicio de Publicidad de Turismo de la Secretaría de Estado hasta 1979. Entre 1980 y 1982 ocupó varios cargos en el Ministerio de Cultura. A los siete años de llegar, en 1983 solicitó la excedencia para poder ser elegida concejal del Ayuntamiento de Madrid como miembro de la Unión Liberal dentro de las listas electorales de la Coalición Popular.

Aguirre se incorporó a Turismo el 8 de octubre de 2012. Ese día se la pudo ver, sonriente, en la sede de Turespaña, el organismo encargado de la promoción de España en el exterior como destino. Este es el organismo al que correspondía su plaza. Le acompañaba Regino García-Badell, su jefe de gabinete en la Comunidad de Madrid. Sin embargo, no volvió a pisar estas oficinas, situadas en el número 6 de la calle de José Lázaro Galdiano, en Madrid capital.

Su lugar de trabajo se iba a situar, en realidad, a 500 metros, en el Ministerio de Industria (Castellana 162), porque no regresaba como funcionaria, en contra de lo que aseguró, sino como asesora 'a dedo'.

Oficialmente, estaría a las órdenes de la secretaria de Estado de Turismo, Isabel Borrego, esposa del diputado del PP Vicente Martínez Pujalte. Tendría como compañera a María Zaplana Barceló, hija del exministro del PP Eduardo Zaplana y de Rosa Barceló, a su vez hija del empresario turístico y exsenador del PP Miguel Barceló. Zaplana Barceló también era asesora.

El despacho de Aguirre se encontraba junto al del ministro José Manuel Soria y a apenas un centenar de metros del de Álvaro Ramírez de Haro Aguirre, su hijo. Este fue fichado por el secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, como experto en comercio interior para elaborar la ley de unidad de mercado, cuyo anteproyecto fue presentado la semana pasada.

Cargo de libre designación

En lo que respecta a su rendimiento en beneficio de la Administración Pública, ninguna instancia de las consultadas ha podido detallar cuál fue el trabajo desarrollado por Esperanza Aguirre. A preguntas de 20minutos.es, la Secretaría de Estado de Turismo fue incapaz de precisar el número de veces que despachó con su jefa o con el ministro, si firmó algún informe o emitió alguna recomendación. Ni siquiera apuntan de qué área estaba encargada.

El Ministerio de Industria, en el que se integra la Secretaría, rechazó revelar información "sobre un funcionario en concreto", aunque Aguirre era, en realidad, un cargo de libre designación.

A tenor de su agenda pública, la todavía presidenta del PP de Madrid apenas se ocupó efectivamente de sus responsabilidades. El lunes 14 de octubre, estaba en Zaragoza para participar en un torneo benéfico de golf, su deporte favorito. Tres días después se marchó a Vigo para apoyar a su compañero a Alberto Núñez Feijóo, que lograría la reelección como presidente de Galicia.

No fue su única ausencia. Según fuentes ministeriales, Aguirre solicitó al departamento de Recursos Humanos varios días de permiso sin retribuir (posibilidad con la que cuentan los funcionarios) para acudir a actos del PP.

La Secretaría de Estado justifica que un asesor "no tiene horario" de entrada o salida, pero debe estar disponible "en todo momento". Sin embargo, el mismo departamento no quiso revelar las sugerencias o ideas que Aguirre aportó para mejorar el sector del Turismo. El PP de Madrid tampoco pudo añadir más información.

Su sueldo, como sus funciones, también es un misterio. Aguirre es funcionaria de nivel 26, pero como asesora habría cobrado como un nivel 30, es decir, 13.000 euros brutos al año de sueldo base más 25.000 de complementos y 511 euros por trienio (ha acumulado 11). Industria tampoco aclara a cuánto ascendió su remuneración en función de las jornadas trabajadas, el día de su alta o cuándo causó baja efectiva.

Fichada "por su carisma"

El 14 de enero, apenas tres meses después de volver a la Administración Pública, anunció que fichaba por la empresa privada. Según varios dirigentes del Partido Popular, Aguirre ya les había advertido que su vinculación con el Turismo duraría "poco".

Su destino era la firma catalana de cazatalentos Seeliger y Conde. La empresa figura en el sumario del 'caso Nóos' como una de las sociedades a las que el yerno del Rey, Iñaki Urdangarin, endosó cobros por servicios personales que luego facturó a través de la firma de su propiedad Aizoon para evadir impuestos al fisco.

Luis Conde, presidente de Seelinger y Conde, afirmó que fichaba a Aguirre por su "carisma", por sus contactos y porque es una líder: "En Madrid le llaman lideresa".

'Mitin' en la cafetería

Esperanza Aguirre ha dejado huella en el Ministerio a pesar de su paso fugaz. Según relata personal de la casa, el primer día que bajó a la cafetería del complejo a desayunar se hizo "un silencio sepulcral". Inmediatamente, según testigos, preguntó quiénes eran "los sindicalistas". Cuando le fueron presentados, les instó a no quejarse por las bajadas de sueldo ya que tenían "la fortuna" de tener el trabajo asegurado.

Ante los mismos presumió de que la Sanidad pública madrileña es "la mejor del mundo". "Por eso yo me operé en un hospital público [de su dolencia de cáncer de mama] y estoy muy bien", zanjó. A continuación, pidió un yogur en la barra y se fue junto a sus acompañantes.

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