La crisis económica cambia hábitos en las clases altas de la sociedad, y también en las barcelonesas. Hay empresas que, alertadas por esta realidad, han visto en ello un nicho de mercado. Es el caso de Multidomestic, una sociedad catalana creada hace un año escaso y que ofrece dos posibilidades bastante inéditas en el mercado de asistentes del hogar en España: compartir mayordomo o ama de llaves entre diversos clientes y asesores telefónicos para arreglar las tareas del día a día en una casa pudiente.

El director de marketing de esta empresa, Marcelo Rodríguez, confirma que están buscando un centenar de mayordomos y amas de llaves para trabajar en Cataluña y que el proceso de selección, ya en marcha, acabará a finales de enero. Han recibido unos 300 currículums para un puesto que, lejos de desaparecer, resurge, sobre todo por la irrupción de nuevos ciudadanos de origen ruso, empresarios que se instalan en casas  de Pedralbes, Vallvidrera o el Maresme con su familia por el clima y la calidad de vida, y que se sienten atraídos por la ostentación que supone contar con asistente. El perfil del cliente local se decanta más por el ama de llaves tradicional. En ambos casos, el trabajador, que puede ganar unos 25.000 euros anuales, no vive en casa como antaño. Hace sus horas y se marcha.

La clientela es un 40% local y en un 60% extranjera. Los candidatos que optan a estos puestos deben aportar experiencia acreditada, así como un dominio "absoluto" del catalán, el inglés o del ruso. Pero hay algunas anécdotas, comenta Rodríguez a 20 minutos, como el caso de rusos que piden expresamente que sus asistentes "no entiendan nada de ruso".

Multidomestic cuenta actualmente con unos 200 clientes entre los que apenas aparecen chinos, ya que es una sociedad muy cerrada "que se autoabastece de sus propios compatriotas", asegura Marcelo Rodríguez. El servicio de asistente o mayordomo externo es uno de los más demandados. Se encargan de solucionar necesidades diarias de todo tipo con solo una llamada del o de los clientes. En junio de 2012, el Gobierno obligó a regularizar el trabajo doméstico en España.