1901, el año en que Pablo Picasso se convirtió en Picasso

  • Tenía 19 años, se instaló en París, quedó traumatizado por el suicidio de su mejor amigo y expuso en solitario por primera vez.
  • Una exposición reúne las obras que el pintor malagueño creó el año en que, marcado por la tristeza, inició su periodo azul.
  • El centro de la muestra es 'El entierro de Casagemas', un 'retablo secular' que reinventa la tradición pictórica del arte religioso.
'En el Moulin Rouge', una de las obras que Picasso creó en 1901
'En el Moulin Rouge', una de las obras que Picasso creó en 1901
Pablo Picasso - Private collection
'En el Moulin Rouge', una de las obras que Picasso creó en 1901

Aquel 1901 comenzó a firmar sus obras garrapateando sólo el apellido. Pablo Picasso (1881-1973) había llegado a París para acudir a la Exposición Universal de 1900 y tras un breve retorno a España se estableció en la capital francesa. 1901 también fue el año en que su gran amigo (el también pintor español Carlos Casagemas) se suicidó en febrero tras un desengaño amoroso con una de las modelos y amantes ocasionales del malagueño. El dolor que sentía Picasso por la pérdida provocó un cambio drástico en su obra, el comienzo de el melancólico periodo azul.

La galería Courtauld de Londres inaugura el 14 de febrero Becoming Picasso (Convirtiéndose en Picasso), una exposición centrada en su eclosión como

artista en 1901, una época turbulenta para el pintor de 19 años, que tras la muerte de Casagemas se encerró en el estudio de Montmartre que había ocupado previamente su gran amigo y se puso a pintar con energía, llegando a completar hasta tres obras al día.

Apetito visual

La mayoría de los 64 trabajos que realizó en poco más de un mes protagonizaron la primera exposión en solitario del pintor en verano de ese año, organizada en París, en la galería del tratante de arte Ambroise Vollard. La sobresaliente colección reinventaba los estilos y los motivos de los maestros inmediatamente previos a Picasso como Van Gogh, Degas y Toulouse-Lautrec.

Cuadros como Bailarina enana o En el Moulin Rouge muestran un germen impresionista transformado en una voz artística valiente y atrevida, colores brillantes y pinceladas rotas. El éxito de la crítica y las muchas ventas de la exposición dieron a conocer el poder creativo, el apetito visual y la energía juvenil de Picasso. A pesar de los halagos, tras el verano rompió con esa senda entusiástica de colores vibrantes propios de la belle époque y le dio una nueva dirección a su obra para expresar el sentido trágico de la existencia humana con profundidad y reflexión.

Fragilidad e introspección

La muestra (que se puede visitar hasta el 26 de mayo) indaga en el periodo azul con ejemplos decisivos que ilustran la fragilidad y la introspección del futuro inventor del cubismo. Escenas tristes de bebedores silenciosos, la presencia del arlequín que con el tiempo se convertiría en un alter ego del autor...  La habitación azul —que también se exhibe en la galería Courtauld— es el punto de inflexión de Picasso hacia los tonos apagados y el efecto escultórico de las figuras.

En el centro de las obras creadas en 1901 que reune Becoming Picasso está El entierro de Casagemas, un retablo secular que muestra al protagonista ascendiendo a los cielos en un caballo blanco, rodeado de prostitutas desnudas, niños jugando, un cortejo fúnebre y la Virgen María con el niño. La pintura —inusual y de lenguaje radical— retaba las convenciones del arte religioso y reinventaba la tradición pictórica: la colección de figuras estaban extraidas de las vivencias recientes de Picasso y eran un revoltijo del subconsciente que anunciaba los nuevos modos de expresión del siglo XX.

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