El discurso de Navidad del rey ha sido uno de los menos vistos de la historia, al menos, desde que se miden las audiencias. El discurso del monarca pronunciado el pasado 24 de diciembre fue emitido por 25 cadenas de televisión de forma simultánea, sumando todas ellas un total de 6.921.000 espectadores y un 64,4% de cuota de pantalla, según datos de Barlovento Comunicación.

La 1 fue la cadena preferida por la audiencia para seguir el discurso, al congregar a más de 1.9 millones de televidentes y una cuota del 18.1%, seguida por Antena 3 (1.500.000 y 13.9%) y Tele 5 (1.377.000 y 12.8%), en lo que supone un vuelco en el orden tradicional, en el que Telecinco solía ocupar la segunda posición.

Además de la audiencia del mensaje, también se redujeron los índices de consumo televisivo en la franja horaria correspondiente al discurso (21.00-21.10 horas) con un total 10.754.000 individuos, 411.000 espectadores menos que en 2011.

El discurso obtuvo las mejores cuotas de pantalla entre las mujeres y los mayores de 45 años, así como en las Comunidades Autónomas de Castilla y León, el ámbito 'Resto', Galicia, Aragón, Valencia, Castilla La Mancha, Madrid y Andalucía.

El discurso de Navidad del rey lleva emitiéndose desde 1975, sin embargo, sólo hay datos de audiencia desde 1998, año en el hizo un 87,8% de cuota y 8.971.000 espectadores, con sólo 4 cadenas nacionales. Desde entonces, ningún año se había registrado una audiencia menor.

En 2011, el seguimiento de audiencia del mensaje registraba 7.165.000 espectadores y 64,2% de cuota de pantalla a través de la señal de 30 cadenas de televisión de nuestro país. El mensaje navideño del rey ha perdido más de dos millones de espectadores en los últimos 15 años, aunque hay que tener en cuenta el aumento de oferta televisiva y de otros canales de ocio.

El de este año era un discurso de primeras veces. Se trataba de la primera ocasión en que se traducía el discurso a todas las lenguas cooficiales del estado y en la web de la Casa Real se publicaba el texto traducido en el momento en el que el monarca lo pronunciaba.

También era la primera vez que la intervención del monarca se podía seguir a través de Youtube, donde hasta el cierre de este artículo acumulaba 26.275 reproducciones.

Además, el rey Don Juan Carlos ofreció su mensaje de pie, apoyado en su escritorio, por primera vez desde que comenzó esta tradición, rompiendo con la ya característica estampa del monarca dirigiéndose a los españoles sentado. El discurso fue este año ligeramente más corto que en anteriores ocasiones. En concreto duró 8 minutos y 50 segundos.

El rey se refirió a la crisis económinca, a la fortaleza de España como nación europea e iberoamericana y revindicó el papel de la política como instrumento.

El monarca hizo un llamamiento a los políticos para promover valores "como el respeto mutuo y la lealtad recíproca", y apostó por basar el progreso "en el respeto a las leyes y a los cauces democráticos", en lo que supone una referencia al movimiento soberanista en Cataluña. Don Juan Carlos abogó por recuperar "la política con mayúsculas", porque "lejos de provocar el enfrentamiento y desde el respeto a la diversidad, integra lo común para sumar fuerzas, no para dividirlas".

El rey aseguró que "vivimos uno de los momentos más difíciles de la reciente historia de España", y subrayó durante su intervención que "nadie imaginaba" la "intensidad, amplitud y persistencia" en el tiempo de la actual crisis económica.

En este punto, el monarca se ha refirió a todas aquellas personas, en especial los jóvenes, "que se levantan cada día con sensación de inseguridad y desánimo" por la falta de trabajo y las"inciertas perspectivas de futuro".

Además, hizo ver que la Corona es "muy consciente del esfuerzo y el sacrificio que los ciudadanos están llevando a cabo con entereza". "Ningún esfuerzo es baldío y tampoco lo serán los que se están haciendo ahora", según Don Juan Carlos, que resaltó la "actitud abnegada y leal de las familias y la solidaridad de muchas organizaciones asistenciales " que están contribuyendo a la "estabilidad social".

Pero para el rey, "no todo es economía", y reconoció que la política "no vive hoy sus mejores horas en la percepción de los ciudadanos". Por ello reivindicó la "política grande" que fije su atención en el interés general. Esta "política grande" debe ser capaz de "renunciar a una porción de lo suyo para ganar algo mayor y mejor para todos", además de buscar "el entendimiento y el acuerdo para encauzar y resolver los grandes y fundamentales desafíos colectivos".