La fiesta de Todos los Santos invita a convencerse de la fe en la resurrección, según experto

El consultor de la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de El Vaticano y presidente de la Asociación Española de Profesores de Liturgia, Aurelio García Macías, ha indicado que la fiesta de Todos los Santos, que se celebra este jueves, no se puede vivir solo como una laudable tradición familiar o sentimental vinculada a la cultura cristiana sino que también debe servir para convencerse de la fe en la resurrección.
Cementerio
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EUROPA PRESS
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El consultor de la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de El Vaticano y presidente de la Asociación Española de Profesores de Liturgia, Aurelio García Macías, ha indicado que la fiesta de Todos los Santos, que se celebra este jueves, no se puede vivir solo como una laudable tradición familiar o sentimental vinculada a la cultura cristiana sino que también debe servir para convencerse de la fe en la resurrección.

En declaraciones a Europa Press, García Macías ha destacado que son días para manifestar públicamente la fe a través de "la visita a los cementerios, la ofrenda de unas flores sobre la tumba de los familiares y la plegaria por ellos" pero también proclamando la fe.

Según ha indicado, la solemnidad de todos los Santos tiene su origen probablemente en el culto a los mártires de la Iglesia romana, difundiéndose en torno al siglo IV, para perpetuar su memoria y ejemplo entre los cristianos. Precisamente, el primer Papa que fomentó el culto a los mártires fue San Dámaso, quien compuso poemas a modo de epitafios para colocar junto a las tumbas de los mártires.

Sin embargo, según señala, la fiesta tal como se conoce en la actualidad se remonta al siglo IX cuando el Papa Gregorio IV pide al emperador germánico Ludovico Pío que difunda en su imperio una fiesta dedicada a todos los santos el día 1 de noviembre, que es la fiesta que se ha perpetuado en el calendario universal de la Iglesia Católica hasta la actualidad.

Por otro lado, García Macías explica que la conmemoración de Todos los Fieles Difuntos también está vinculada a la veneración de la Iglesia de los primeros siglos a los mártires y a todos los bautizados ya difuntos. No obstante, añade que la fiesta actual se remonta al siglo XI y nace en el contexto benedictino del monasterio de Cluny (Francia) cuando el abad San Odilón de Cluny, motivado por unas experiencias personales instituye esta conmemoración y desde allí se extiende a Francia e Inglaterra, hasta que en el siglo XIV llega a Roma y en el siglo XV, a España.

En todo caso, según ha precisado, fue el Papa Benedicto XV quien, en 1915, extiende esta fiesta al calendario de la Iglesia universal, especialmente para orar por las víctimas de la Primera Guerra Mundial.

Año de la fe

En el marco del Año de la Fe convocado por el Papa Benedicto XVI, la celebración de estas dos fiestas pueden subrayar dos aspectos importantes para todo cristiano, según ha recordado García Macías: La fe en la resurrección y la comunión de los santos.

En este sentido, ha señalado que, aunque muchas personas se muestren "escépticas" ante la muerte o intenten "ignorarla maquillando a los difuntos o alejando los tanatorios", hay que asumir esta realidad que llega "tarde o temprano" desde la fe en Jesucristo. "Y al igual que Él murió y resucitó, nosotros sabemos que morimos, porque lo constatamos diariamente, pero esperamos la resurrección. No sabemos explicar cómo se realizará eso, pero creemos firmemente en estas palabras de Jesucristo", añade.

Además, ha señalado que la celebración de Todos los Santos y de Todos los Fieles Difuntos recuerda también la comunión de todos los bautizados en Cristo presentes y ausentes, de forma que los creyentes que aún están vivos rezan por los fieles que ha han fallecido, y ha precisado que, aunque la Iglesia ora "por todos los hombres creyentes o no creyentes", el día 2 de noviembre lo dedica a aquellos que han compartido la fe cristiana.

Asimismo, remarca que estos días ponen de manifiesto "que es posible vivir el Evangelio" y "que es posible ser santos". "Dios no pide imposibles al ser humano. Todos podemos ser santos si seguimos el camino del Evangelio. Recuerdo la frase de un maestro espiritual que decía que 'sólo hay un error en la vida, el de no ser santos'. Por eso, la liturgia de este día subraya el tono alegre y gozoso con el color blanco y la música solemne", apostilla.

Además, afirma que la conmemoración de Todos los Fieles Difuntos, que se expresa en el color morado y las oraciones, revela que la Iglesia no se olvida de sus hijos aunque hayan muerto. "Los seres humanos a lo más que pueden recordar son tres o cuatro generaciones. ¿Quién se acuerda de sus tatarabuelos o de los anteriores antepasados? Nadie. La Iglesia, sí. La Iglesia recuerda en esta fiesta incluso a los difuntos que nadie recuerda", asegura.

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