La Axarquía aprovechó muy bien el espacio para lucir los encantos de sus rutas: desde la mudéjar hasta la casi tropical de aguacates, mangos y sol que exporta Vélez-Málaga.

Pero la expectación en la zona estuvo en el taller de las frutas, donde el cocinero Javier Martín enseñaba a esculpir una sandía y a convertir en flor una manzana corriente. Menos visitado, pero singular, fue el taller de plancha y costura para hombres. Pocos pasaron, unos 60 en los tres días de la feria, aseguran sus promotores: la asociación de hombres por la igualdad de género.

Mucho ambiente también en el pabellón 2, dedicado a las empresas agroalimentarias y de artesanía. Había de todo para abrir boca: quesos, aceites, dulces y embutidos. Algo que agradecen siempre los visitantes como Antonio J.G., que cargó con cuatro bolsas llenas de aceitunas de la tierra, higos, salchichón... Y también con folletos, el regalo que siempre acompaña a quienes van de feria.

Cuentacuentos un poco picantes

La nota la pusieron ayer las dos humoristas que a mediodía intentaban entretener a quienes pasaban por el escenario de la plaza de la Vanguardia. Al parecer, no se dieron cuenta de la hora y de que había muchos niños. De lo contrario, no se entienden las frases tan ‘refinadas’ que se escuchaban: «Ardo por dentro, estoy más caliente que una plancha», etc.