"Nuestra mayor preocupación son los 5 millones y medio de personas que quieren trabajar y no pueden", dijo el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en su comparecencia ante los medios de comunicación para hacer un balance de sus seis primeros meses de Gobierno.

Rajoy no aclaró si pedirá el rescate —"no tengo tomada ninguna decisión", ha dicho—, porque espera a conocer cuáles son las medidas "no convencionales" de política monetaria que el BCE ha anunciado. "Lo que quiero es conocer cuáles son esas medidas, lo que significan, lo que pretenden y si son adecuadas, y entonces a la vista de las circunstancias tomaremos una u otra decisión", aseguró Rajoy, que insistió en que todavía no se decanta por ninguna opción.

También ahondó en la necesidad de llevar a cabo las reformas necesarias para salir de la crisis, porque "no es discutible ni opinable la necesidad imperiosa de recortar gasto y aumentar ingresos".

En una comparecencia rodeada de expectación, el presidente dijo que no va a hacer un referéndum sobre las reformas, que no tiene pensado remodelar el Gobierno, que no planea rebajar las pensiones el año que viene y que todavía "no ha tomado una decisión" sobre la prórroga de la ayuda de 400 euros para los parados que ya han consumido todas las prestaciones.

En un mensaje claro y directo a sus socios comunitarios indicó que espera que "la UE clarifique la situación y deje de crear dudas sobre el Euro" y aseguró que ha pedido por carta al presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, y al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, que se apruebe la unión bancaria y fiscal europea antes de fin de año.

El presidente defendió la reforma laboral porque "evitará la masiva destrucción de empleo en épocas de vacas flacas" y reiteró su compromiso con "los caminos de la reforma para sanear nuestras cuentas", porque "el Gobierno sabe perfectamente a donde va" y  se mostró confiado en salir de la crisis.

Rajoy comenzó su exposición explicando que "la economía es la mayor preocupación de los españoles" y recordó la difícil situación que atraviesan las personas que están en paro, y también las empresas, "muchas de las cuales se han visto obligadas a cerrar".

Para Rajoy es importante conocer las causas que nos han llevado a la actual crisis "para ponerle remedio" y explicó que el problema del paro no lo pueden arreglar si no se actúa sobre las variables macroeconómicas.

Así, el presidente expuso los principales problemas de la economía española, que son, por un lado, que el año pasado el gasto de las administraciones públicas fue de 468.429 millones de euros, y tuvo unos ingresos de 377.085 millones. Es decir, que se gastaron el año  91.000 millones más de lo que se ingresó, por lo que hubo que pedir dinero prestado. Y por otro lado, además de ese gasto, otro grave problema que tiene España es, según Rajoy, "una deuda externa de más de 900.000 millones de euros".

"Hemos vivido con demasiado crédito y eso ahora hay que refinanciarlo", concluyóo Rajoy para tratar de resumir la causa de los problemas que ahora encuentra España para refinanciarse y salir de la crisis; pero también como forma de introducir y justificar los recortes que ha aprobado. En este apartado aprovechó para recordar que el año que viene se pagarán "8.000 millones más de intereses de deuda"  y que corregir el déficit es una prioridad para "salir de la situación en la que estamos y no hundirnos más", aunque se haga con medidas que ha calificado de "incómodas" y "no agradables para la mayoría".

El Estado destinará este año 29.246 millones de euros al pago de intereses de la deuda, unos 7.200 millones más que el año anterior. En 2013, el Estado tiene previsto pagar 25.342 millones de euros en concepto de intereses de la deuda emitida, a los que hay que sumar los 8.000 millones de euros extra que ha anunciado Rajoy.

El presidente informó de que ha remitido una carta al Consejo Europeo en la que reclama la aprobación de la unión bancaria en la última cumbre del año de diciembre.  Explicó que dicha carta contiene la propuesta española para la unión fiscal y bancaria europea, con la pretensión de que se debatan en octubre y se aprueben, "al menos la unión bancaria", en diciembre.

Según el presidente, España está en la obligación de intentar influir en las decisiones de la Unión Europea aportando sus ideas y opiniones.

Rajoy recordó que el avance hacia la unión fiscal y bancaria se decidió en la cumbre del 28 y 29 de junio, reunión de la que salió personalmente "muy satisfecho", si bien cree que es el momento de tomar las decisiones que materialicen esos acuerdos.

El presidente aseguró que decidirá si pide o no al fondo de rescate europeo que compre deuda soberana española—como le ha reclamado el BCE—una vez conozca las medidas "no convencionales" de política monetaria.

Recalcó que en todo caso hará "lo que convenga a los intereses generales del conjunto de los españoles", al margen de la decisión que adopte Italia, el otro país al que el presidente del BCE, Mario Draghi, ha instado a pedir ayuda al fondo de rescate si quieren que ellos compren deuda soberana en el mercado secundario.

Aunque esas "medidas no convencionales" no se conocerán hasta las próximas semanas, Rajoy insistió en que de momento se queda con dos elementos "positivos" de la declaración de Draghi: que haya reconocido que los diferenciales de financiación entre países de la eurozona son "inaceptables", y que "por primera vez" se haya mostrado dispuesto a "intervenir".

"Cosa que no había dicho, o incluso había dicho lo contrario", remarcó el jefe del Ejecutivo, que negó que Alemania o el propio Draghi—"a mí nadie me ha pedido nada", ha dicho— le haya instado a solicitar ya la ayuda del fondo de rescate.

Rajoy insitió que fue el interés de los españoles lo que le movió a pedir un "préstamo en muy buenas condiciones" de 100.000 millones de euros para el sistema bancario.

El presidente recordó que en la rueda de prensa conjunta que el jueves ofreció junto a su homólogo italiano, Mario Monti, éste dijo que "ni descartaba ni dejaba de descartar" la opción de pedir la ayuda.

Para marcar las diferencias con Italia explicó que el país transalpino tiene una deuda pública que supera el 120% de su PIB, mientras que la de España no llega al 80%, aunque también alaba la labor de gobierno de Monti "en muy difíciles circunstancias".

Rajoy explicó que su Ejecutivo "no se ha desatendido de la situación de las comunidades autónomas" y añadió que para salir de la crisis económica hay que "remar todos en la misma dirección".

"La salida de la crisis es un objetivo nacional y todos debemos remar en la misma dirección", dijo rotundo.

Explicó la importancia de que se reduzca el déficit público y, en este sentido, destacóo que el Gobierno ha hecho un "gran esfuerzo" y las autonomías "también".

Rajoy subrayó que el Gobierno "ha ayudado" a las comunidadfes autónomas en estos meses y recordó algunas de las medidas adoptadas en los últimos meses, como los anticipos a cuenta, la ampliación del plazo para devolver el dinero que deben al Estado, la línea del ICO para que puedan refinanciar su deuda o el plan para pagar las deudas con los proveedores.

Sobre este último punto, apuntó que era una "medida de saneamiento económico y sobre todo de saneamiento moral de primer orden".

El presidente del Gobierno terminó su comparecencia para hacer balance de sus siete meses de Gobierno deseando "buen verano, para el que pueda".

El presidente del Gobierno ha pasado por alto la nueva cifra de ajuste que el Ejecutivo ha presentado a Bruselas para que acepte un año más de plazo para cumplir con el objetivo de déficit.

Horas después de la comparecencia de Mariano Rajoy, se ha conocido que el Gobierno ha presentado una cifra de ajuste muy superior a los 65.000 millones aprobados el 19 de julio. Finalmente, serán 102.000 los millones que España tratará de ahorrar hasta 2014 (inclusive). Las críticas en las redes sociales (como Facebook y Twitter) no se han hecho esperar tras el 'olvido' de Rajoy a un dato que, a priori, provocará nuevos recortes en sectores tan sensibles, y de por sí tocados, como la Sanidad y Educación, donde el 'tijeretazo' será 5.000 millones mayor (hasta 15.000 millones) de aquí a dos años.