Holden Caulfield, el delgaducho protagonista de la novela de J.D. Salinger El guardian entre el centeno, relata su costumbre de comer un sandwich de queso suizo y beber leche malteada, a pesar de que el mundo adulto le recomienda alimentarse de otra manera para ganar peso. Oliver Twist, el héroe de Charles Dickens, subsiste como puede comiendo unas miserables gachas, alimento de los pobres en la Inglaterra victoriana.

"Veo muchos paralelismos entre comer y leer. Las dos experiencias son estéticas, emocionales y sensoriales. Consumimos comida y también libros". La diseñadora estadounidense Dinah Fried une alimentación y literatura en Fictitious Dishes (Platos ficticios), una serie de fotografías de platos y bebidas que aparecen en novelas famosas.

Creció en una familia que disfruta leyendo junta y por separado. "Los libros me han ayudado a ser quien soy. Leer me ayuda a aprender sobre el pasado y a hacer conjeturas sobre el futuro". Para el proyecto ha escogido novelas (su género favorito) muy populares, como Moby Dick, Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas o Los hombres que no amaban a las mujeres, para convertirlas en "una manifestación visual de nuestra lectura", llevar a imagen lo que todos hemos imaginado.

Las imágenes cenitales muestran el plato dispuesto sobre una mesa. La diseñadora se permite ciertas licencias cuando escenifica el menú y escoge una vajilla y una cubertería acordes con el ambiente de la obra. A veces añade algún ingrediente, como la cerveza de Ismael en Moby Dick.

De momento la serie se compone de cinco fotos, pero una vez comenzó, le vinieron más títulos a la cabeza. Fried ya tiene planes de llevar a fotografía la comida de Robinson Crusoe y Matar a un ruiseñor: "Espero que las fotos sean una visualización satisfactoria de la narrativa para la gente que ha leído los libros. Para los que no los han leído, espero que las imágenes les sirvan de muestra para que se interesen por las historias".