Miles de personas afectadas por las participaciones preferentes y obligaciones subordinadas se han sumado a la manifestación convocada en Santiago de Compostela por sentirse "estafados por los banqueros".

Los participantes han recorrido las calles de la capital gallega gritando consignas contra el arbitraje como vía de solución para este caso y reclaman que se les reintegre "el 100%" de su dinero.

Cándido Granada, un vigués que el 7 de agosto cumplirá 65 años, encabezó esta protesta, ataviado con un calzoncillo rojo, medias, un sombrero y un cartel con el letrero: "Me dejaste en pelotas", en la parte delantera, y por detrás, "¿Obligaciones subordinadas?, ¿que mi dinero lo recobraré en 2019? Ladrones de guante blanco. Cárcel".

Granada contó que ha sufrido tres infartos, el primero en 1983, el segundo en 1988 y el tercero, el 7 de agosto de 2011.

"No sé si viviré para contarlo, tengo un marcapasos y el médico dice que mi salud es delicada, que no aguantaré otra operación, ya llevo un marcapasos. Pero le pido a Novagalicia Banco mi dinero, para disfrutarlo, en lo que me quede de vida". "Estos señores, sin yo saberlo, me pusieron mis ahorros hasta 2019. A lo mejor ni llego, hicieron lo que les dio la gana. Quiero el dinero", enfatizó.

Con él, en primera línea, Juan Insua Castro, un hombre de 76 años de A Pobra do Caramiñal (A Coruña). Este septuagenario indicó que en su caso el "engaño" proviene de La Caixa.

"Yo perdí la parte inferior de la pierna izquierda, desde la rodilla, a causa de una embolia. Y mi mujer tiene problemas de cadera, va con muletas. ¿Alguien cree que si hubiésemos sabido que esto era perpetuo, lo habríamos adquirido?", se preguntó.

"Detrás de cada caso hay un engaño", dice por otro lado una de las manifestantes en declaraciones a RNE.

"Esta asistencia es una victoria, una derrota clamorosa a los banqueros y a los políticos", dijo Manuel Cebral, de Ferrol.

A la marcha acudieron las diferentes plataformas constituidas en Galicia, que salieron a las 11.00 horas de la Alameda y llegaron una hora más tarde a la Praza da Quintana. A su paso por las oficinas de NovaGalicia Banco, lanzaron huevos y colocaron papeletas con las imágenes de los principales directivos, así como mensajes de "ladrones".

En A Quintana, con un sol que caía a plomo, se montó un mosaico humano en el que se podía leer "Plataforma de Afectados por Preferentes e Subordinadas, os galegos non imos calar ata os nosos cartos recuperar" (Plataforma de Afectados por preferentes y subordinadas, los gallegos no nos vamos a callar hasta recuperar nuestro dinero).

Después, tomaron la palabra una representación de cada plataforma que así lo quiso durante un máximo de cinco minutos. Xavier Novo, de Lugo, exigió la "devolución de los ahorros de toda una vida" porque "no estafaron, somos inexpertos en operar con productos complejos y nos hicieron creer que era algo similar a un plazo fijo". "Nosotros no nos conformamos con el perdón, detrás de cada afectado hay una familia", puntualizó.

Miriam, de Baixo Miño, recordó que "se comercializó con analfabetos, con gente que firmó con el dedo". María, de O Morrazo, avisó, "la paciencia se nos está agotando".

Verónica, de Arousa Norte, citó una lista de nombres propios y afirmó, "a todos nos dijeron que el dinero estaba seguro, y siempre nos hablaron de un plazo fijo. Los que nos han robado han recibido indemnizaciones millonarias, y ahora no queremos el arbitraje solo para una parte, queremos una solución para todos".

Ángeles, la voz de la comarca de Ferrolterra, sugirió a los directivos de Novagalicia Banco que "abandonen la publicidad buscando un perdón inútil".

María Gago, de Ourense, dijo, en un discurso improvisado, "no somos inversores, somos ahorradores. Malditas preferentes, malditas obligaciones subordinadas, que son la causa de nuestra desgracia, de la de nuestros padres, de la de nuestros abuelos". "Fue lo que me salió", aseguró Gago.

Fátima, de Marín-Pontevedra, la única que se expresó en castellano, sostuvo que "ahí estaremos con nuestro coraje, con nuestra voluntad, no pararemos hasta el final. Cuando un hermano llora, hay un afectado que le dice, tienes que levantarte y luchar". "Cuando tienes una enfermedad o no puedes pagar un crédito, te hace falta el dinero", precisó.

Ana, en representación de los afectados de A Coruña, confesó que tenía la "voz tomada", pero "aún tengo suficiente para decir lo que siente mi corazón, nuestro corazón, y es que nosotros tenemos que poner la solución en la mesa, que nos pregunten, que nos respeten, porque los banqueros nos han convertido en víctimas".

Matilde Santiago, de O Salnés, pidió la palabra y se declaró "una mujer enferma, con una madre de 94 años, a la que le hace falta una persona que no podemos pagar, mi madre está muy mal y yo también".

Santiago, residente en Meaño, manifestó que "lleva seis operaciones, de rodilla, de ojos... aparte de otras muchas enfermedades que ya ni cuento, y vivo sola con mi madre". "El pasado mes de enero fui a sacar dinero para arreglar una casa vieja. Ya había llamado al albañil, también al carpintero, y me dijeron que no. Quedé como mareada. Yo tengo 70 años. Mi madre tiene miedo de morirse y dejarme a mí con esto. Yo solo puedo decirle, a lo mejor muero yo antes, tranquila", mantuvo.

Tras ella, Alba, de la costa norte de Lugo, matizó "estamos preocupados, disgustados, timados, deprimidos, arruinados, estafados".

La movilización se llenó de pancartas exigiendo la devolución del dinero. "Chicote", un hombre que hizo su fortuna en Alemania, subrayó que "yo en España ya no me fío de nadie, porque tengo 75 años, soy viejo como mi coche, pero no puedo comprarme otro".

La suya es solo una de cientos de tragedias personales registradas en la plataforma de Marín. "Yo he trabajado 37 años en Alemania, ¿y qué veo ahora? Que me quedo desnudo. Mi carné de identidad es la honradez. Soy miembro de una familia de 15 hijos. El dinero que gasté en Alemania llorando, me cuesta dinero recuperarlo", afirmó. "¿Con el arbitraje nos van a engañar? Seguramente. Pero yo lucharé hasta la muerte", añadió.

En la manifestación, que discurrió por las principales calles de la zona nueva y vieja de Santiago de Compostela, se podían leer mensajes como "Cacos, con nuestro dinero cebamos a los banqueros", "nosotros no somos afectados, somos estafados", "banqueros falsos, ladrones, mentirosos" o "le llaman crisis pero es una estafa".

También juegos de palabras con el nombre de Novagalicia Banco, como "Robagalicia Banco" o "Novofraude", así como chorizos auténticos al lado de fotos de los exdirectivos de las antiguas Caixa Galicia y Caixanova que cobraron indemnizaciones millonarias.

La anécdota la marcó Xulio Vicente, de O Rosal (Pontevedra), con una referencia al robo y posterior recuperación del Códice Calixtino y a las sustracciones de dinero efectuadas presuntamente por el supuesto responsable de la sustracción de este manuscrito, el electricista gallego Manuel Fernández Castiñeiras.

"Prefiro a Manolo o electricista, que a Feijóo e Castellano. El só rouba ao Vaticano" ('Prefiero a Manolo el electricista, que a Feijóo y Castellano, él solo roba para el Vaticano'), era su recado para el presidente de la Xunta y el presidente ejecutivo de Novagalicia Banco. "Yo estoy aquí por mi hija", aclaró Vicente.

Pocos políticos secundaron esta marcha, aunque sí estaba la plana mayor del BNG. El candidato de esta organización política a la Xunta, Francisco Jorquera, rechazó en declaraciones a los medios "la solución falsa del arbitraje, porque hace falta una solución política, global y colectiva, que pasa por restituir el total del dinero invertido por los miles de personas engañadas".

Del "nuevo récord de la prima de riesgo", opinó que es la "constatación de que las políticas de recortes y austeridad no sirven". Con él estaban, entre otros, los diputados Carlos Aymerich y Bieito Lobeira, y la portavoz parlamentaria del Bloque, Ana Pontón.

A las 13.20 el collage ideado por los perjudicados se transformó en la Praza da Quintana en otra comunicación. Cada una de las letras iniciales contenía en la parte posterior una palabra. Algunas de ellas, "decencia", "confianza", "enmienda", "farsa", "fraude", "ruina", "saqueo". Así, hasta cinco filas, con una primera marcada por la rotundidad: "Estamos", "preocupados", "disgustados", "timados", "deprimidos", "arruinados", "frustrados", "engañados", "abatidos".

La semana pasada, NovaGalicia fue condenada por un juzgado de Pontevedra a devolver 7.560 euros a un cliente afectado por el caso de las participaciones preferentes. La condena a la entidad gallega ha sido la primera emitida contra un banco por este asunto.