El presidente de la Unión de Estanqueros, Mario Espejo, ha alertado de que las limitaciones al tabaco que plantea Bruselas junto con los 10.000 millones de euros que supuso el contrabando en Europa en 2011 hará que las "mafias crezcan no sólo en el tabaco, también en las drogas y la trata de personas".

Espejo se ha mostrado contrario a la directiva comunitaria del tabaco que se discute en Bruselas y que, entre otras medidas, quiere limitar el uso de ingredientes añadidos y prohibir las marcas en las cajetillas de tabaco y las máquinas expendedoras.

El objetivo que, a su juicio, persigue esta normativa es implantar un cigarrillo genérico en el mercado, "lo que en la práctica homogeneizará el tabaco haciéndolo "nada o poco apetecible y favoreciendo el tráfico ilícito".

Ha advertido de que hay que ser muy cuidadoso con las políticas restrictivas, ya que puede tener efectos perversos y producir más perjuicios que los beneficios que se persiguen con ella.

Sobre la limitación de los ingredientes para el tabaco, Espejo ha dicho que el resultado sería un producto poco o nada agradable al consumidor, y que es precisamente la combinación actual de los distintos tipos de tabaco con una larga lista de ingredientes lo que diferencia a unas marcas de otras.

En su opinión, lo que se pretende es "ir hacia un producto de cigarrillos estándar en los que no pudiese haber ninguna diferenciación, lo que afecta a la competencia entre compañías".

La cajetilla genérica que se plantea "facilitaría mucho la falsificación y contrabando del producto, con el daño que hace a las haciendas de todos los países", ha añadido.

En su opinión, en España hay un problema con el tabaco falsificado y de contrabando, y aunque la presión policial contra las mafias ha aumentado considerablemente, hay cifras alarmantes en Cádiz, Sevilla, Málaga, que se contagian a Huelva, Córdoba y Almería, además de Lleida y Barcelona.

Ha mostrado su convencimiento de que una subida nueva de impuestos, como la del IVA anunciada por el Gobierno, será contraproducente porque reducirá la recaudación fiscal.

Ha puesto como ejemplo la fuerte caída de ventas de los cigarrillos tras la subida de impuestos de finales de 2010, situación que se agravó con la prohibición de fumar en bares, restaurantes y espacios públicos desde enero de 2011.

Esto incidió en la recaudación de los estancos, pero más en la del Estado que, según Espejo, esperaba ingresar 800 millones de euros más por subida impositiva y al final lo que recaudó fueron cerca de 400 millones de euros menos.

Los datos apuntan que 2011 terminó con una reducción de 1.200 millones de euros sobre la recaudación de tabaco prevista, "lo que supone una cuarta parte del presupuesto de Defensa".