Con esta medida, «cuando se coge a alguien in fraganti, no sólo se le imputa la falta que está cometiendo en ese momento, sino que se le suman todas las firmas contabilizadas hasta la fecha», según ha explicado a 20 minutos el regidor de Ciutat Vella, Carles Martí, antes de añadir que esta medida «está obteniendo un cierto éxito» para paliar este fenómeno. La Guàrdia Urbana está efectuando intervenciones por los puntos conflictivos para detectar a los grafiteros.
Campaña de limpieza
Las brigadas municipales de limpieza de grafitos han empezado esta semana a trabajar en el Raval, en calles como la de Xuclà o Ramelleres. «La limpieza irá avanzado en todo el terreno y en tres o cuatro meses ya habremos eliminado de las paredes todas las firmas que existen en la actualidad», ha añadido Martí.
El Raval es el segundo barrio del distrito donde se ha procedido a la limpieza, tras la reciente actuación en el Gòtic. «Cada mañana se repasan las zonas limpias de este barrio para evitar que se vuelvan a reproducir las pintadas», según explicó Martí, quien considera que «es más difícil ensuciar cuando el entorno está limpio, además, la desaparición diaria de las firmas reincidentes acaba desanimando al grafitero».
El distrito de Ciutat Vella ha anunciado que después del Raval, la limpieza proseguirá en los barrios del Casc Antic y la Barceloneta.
Multa o trabajos comunitarios
Los grafiteros pagan una multa o hacen trabajos comunitarios (en 2003, se hicieron 236 servicios de este tipo). De enero a octubre de 2004 se impusieron 439 sanciones en Barcelona. Limpiar las pintadas cuesta 781.000 euros al año.
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